En estos momentos de crisis económica global, uno de los primeros elementos que algunos políticos, analistas y sobretodo, líderes de la izquierda mundial utilizan como el elemento responsable de todos los males sociales y económicos del mundo, es la globalización y el libre comercio. Estos dos conceptos, o mejor, estas dos realidades del nuevo esquema geopolítico-económico mundial, han sido tradicionalmente calificados como los «culpables», según ciertos sectores, de las diferencias de ingresos entre las naciones ricas y las pobres, de la desigualdad social, de las tensiones regionales y supra-regionales ocasionadas por la interdependencia (Según estos sectores «Manipulación») entre naciones desarrolladas y naciones emergentes, y de muchos otros males que nos aquejan. Pero ahora, con el efecto dominó que ha representado la crisis financiera en los Estados Unidos y su rápido escalamiento a nivel internacional, nuevamente las voces en contra del mercado global, de la apertura de mercados y sistemas financieros y de la globalización en general, están en alza
La realidad es que la globalización y el libre comercio si tienen la culpa de lo que está ocurriendo. Gracias a la globalización los sistemas financieros mundiales, hoy claramente interconectados, incurrieron en los mismos excesos, en mayor o menor medida que en los Estados Unidos, y es por eso que están sufriendo los mismas consecuencias, en mayor o menor grado. Sin embargo, es la misma globalización la que ha permitido una reacción global e inmediata al problema. Una situación como esta hace 40/50 años hubiera arruinado la economía mundial, y la hubiera llevado a una recesión igual o peor a la de 1930, pero no ha sido así. Sin dejar de reconocer la gravedad de la situación, el hecho de que las economías y sistemas financieros del mundo sean dependientes uno de otro ha llevado a que la respuesta sea menos nacionalista y más global. Las naciones del mundo sienten que tiene responsabilidades en el problema y están actuando conjuntamente. El mundo mira a los Estados Unidos como causante del problema y a la vez como generador de la solución, pero ahora reaccionamos, para usar el término, de manera Globalizada. Eso nos ha llevado a evitar una catástrofe similar a lo que ocurrió hace casi 80 años. Si bien es posible, e incluso necesario en algunos sectores, que haya una recesión global, no será en ningún caso siquiera cercana a la recesión que prácticamente derrumbó el sistema capitalista.
No deja de preocupar sin embargo, que políticos alrededor del mundo estén usando esta situación para promover el fin del libre comercio y el regreso al proteccionismo y el aislamiento global. Naciones como Colombia, Panamá, Corea, entre otras, están a la espera de poder abrir sus mercados y abrir nuevos mercados en el mundo para continuar creciendo. Bloques como el suramericano y el asiático esperan obtener la oportunidad de continuar ese proceso de crecimiento e integración económica global. Ahora las naciones desarrolladas entran en una etapa de cautela y posiblemente proteccionismo, pero hay quienes quieren hacer de esta tendencia algo permanente, no simplemente una reacción política y económica coyuntural frente a la crisis actual.
El mundo debe confrontar esta crisis abriendo mercados, promoviendo transparencia en un mercado globalizado y desarrollando las regulaciones para evitar que los errores cometidos se vuelvan a cometer, pero no regulaciones que limiten el elemento que evitó que la crisis fuera el inicio de una etapa de pobreza, desempleo y debilitamiento del sistema económico mundial. La globalización y el libre comercio, con sus diferencias y desventajas, es aun la mejor opción que tienen las naciones del mundo para compartir la riqueza de una manera menos desigual y de mantener incluso la posibilidad de paz y prosperidad más cerca de naciones que hasta hace muy poco no tenían la más remota esperanza de lograr mejorar sus condiciones económicas y políticas. La interconexión e interdependencia generada por este sistema tiene sus riesgos, pero ofrece igualmente fortalezas que protegen los intereses de todas las naciones y ofrece un sistema mundial que políticamente se ha intentado muchas veces sin éxito, pero que paradójicamente fue económicamente como se logró: La posibilidad de crear una verdadera aldea global, donde las intereses nacionales ya se comparten con los intereses del resto del mundo y los seres humanos ya entendemos que nuestras acciones locales, tienen impacto en otros seres humanos alrededor del mundo. Es hora de proteger lo que hemos logrado avanzar como comunidad social y económica a un nivel global y reconocer que ahora en los momentos críticos es cuando más importante se vuelve el hecho de vivir, y sobre todo, de continuar viviendo en un mundo globalizado.