Para seguir con las expectativas que un año nuevo nos trae, el 2008 fue un año de «destrucción» de modelos económicos y políticos a todos los niveles, especialmente en Colombia. Los escándalos a nivel político solo se vieron opacados temporalmente por escándalo económicos creados por nosotros mismos.
El 2008 en Colombia fue entonces un tiempo de destrucción. Destrucción de estructuras de corrupción que se vieron expuestas después de años de funcionar casi de manera intocable. Destrucción de grupos terroristas que vieron sus principales líderes esfumarse, y sus mejores cartas de presión y coerción del estado y su pueblo, desaparecer en un helicóptero que los llevaba a la libertad. Destrucción de una coalición de poder que parecía inquebrantable y destinada a mantener un solo líder y no generar nuevas opciones. Destrucción de una oposición política cada vez más enfrascada en sus propias debilidades y flaquezas, enfrentada a un líder legítimamente apoyado por la mayoría de un pueblo que no lo quiere dejar ir. Destrucción de la influencia de grupos incitadores en las protestas legitimas de sectores sociales que ven sus necesidades insatisfechas. Destrucción de estructuras económicas que engañaron a cientos de miles de Colombianos incautos, deseosos de obtener dinero fácil y rápido, sin medir las consecuencias de permitir que un fenómeno como las pirámides, se convirtiera en el elemento que desestabilizó la economía del país, algo que ni la crisis mundial pudo lograr.
Estos y muchos otros elementos se «destruyeron» en Colombia en el 2008. Lastimosamente algunos otros se «crearon» que tampoco muestran un futuro ciertamente positivo. Se construyeron mayores dificultades con nuestros vecinos y su total falta de colaboración en la lucha contra el terrorismo, se construyeron, o por lo menos, no desmontaron, barreras comerciales que esperábamos tener abiertas con Estados Unidos y otras naciones del mundo. Se construyeron los falsos positivos. Se construyeron nuevos escándalos por falta de transparencia y corrupción en un congreso que parece querer debilitar la democracia en vez de fortalecerla.
El pronóstico es entonces para un 2009 lleno de proyectos de «Construcción» que se van a desprender de todo lo que se ha destruido en el ultimo año. El 2009 debe ser el año de la lucha contra esa corrupción endémica que parece no acabar, pero que ha sido tan expuesta al público que será más difícil que continúe y será aun más difícil para los líderes actuales ignorar. Deber ser el año de la consolidación de reformas críticas para el funcionamiento de nuestra democracia, que garanticen mayor transparencia y responsabilidad en el manejo de las cosas del estado y mayor veeduría por parte del pueblo. El año de una reforma que confirme la voluntad popular expresada con millones de firmas y que permita a todo el país elegir el destino que quiere para los próximos 4 años. El año de la integración del país al concierto mundial como centro de inversión económica, de desarrollo turístico y de liderazgo en sostenibilidad ambiental, pero de una manera más decidida, continuando y mejorando los esfuerzos hechos hasta ahora. El año en el que las presiones económicas impuestas sobre nuestros vecinos debido a la crisis del precio del petróleo, permitan que ellos ahora vean necesario mejorar su cooperación con respecto a la lucha contra el terrorismo, la integración económica, más necesaria para ellos ahora que nunca, y la estabilización de las relaciones políticas. El año del inicio o consolidación de las grandes obras de infraestructura que el país necesita para generar empleo y preparar el país como polo de desarrollo económico.
El verdadero Logro será demostrarnos como colombianos que aprendimos de lo que de una u otra forma, se destruyó durante el 2008. Siempre existirá la posibilidad de que cometamos los mismos errores, o algunos incluso peores, pero también existe la posibilidad de que aprendamos de ellos y que, como el resto del mundo, usemos el 2009 para corregir lo que nos llevó a situaciones tan difíciles y destructivas, y para consolidar nuevas estructuras económicas y sociales orientadas a lograr ese «renacimiento» tan necesario, y ahora, tan posible.
Aquí van los 5 hechos de esta semana:
1. El ataque de Israel ahora directo en las calles de Gaza y su repercusión en el balance de poder en oriente medio, y la presión mundial, incluso ya de los Estados Unidos, para un cese al fuego que permita evitar la catástrofe humanitaria que se vive en Gaza, pero que también permita dejar claro que el terrorismo no puede tener cabida en una región acosada por una lucha que parece no tener fin.
2. La crisis ambiental que este año se ha convertido en uno de los elementos predominantes de la agenda internacional
3.La decisión de Rusia de utiliza una vez más el gas y la energía en general, como medio de presión política para desestabilizar regímenes que no son de su complacencia
4.Los constantes ataques terroristas en la India orientados a buscar una desestabilización total de la región a través de la provocación
5. El fenómeno de «emigración» que ahora se ve en los Estados Unidos y Europa debido a la crisis económica en estas regiones del mundo, que ha llevado a miles de inmigrantes del tercer mundo a volver a sus países de origen, creando dificultades para la recuperación económica de los países que dejan y poniendo en riesgo la estabilidad económica de los países donde regresan.