A una nación le interesa tener las mejores relaciones con sus vecinos. La interacción política, económica, social y cultural es evidente e inevitable. Aun cuando los vecinos pueden representar dificultades, está en el interés de los pueblos lograr relaciones estables y basadas en el respeto y crecimiento mutuo. Los líderes de cada nación están, en este tema, obligados primero que todo a mantener y reafirmar la soberanía nacional sobre el territorio de cada nación, y segundo, a buscar las mejores condiciones que beneficien los intereses nacionales y regionales.
Es ese interés nacional el que ha llevado constantemente al presidente Uribe a buscar la normalización de las relaciones con el Ecuador, y la consolidación de relaciones más estables con un vecino cada vez más inestable, Venezuela. Si por razones personales y de seguridad nacional fuera, Uribe tendría todo el derecho de no solo congelar las relaciones con estas naciones, pero militarizar las fronteras y controlar con ello el flujo de apoyo militar y económico a la insurgencia terrorista de las FARC. Pero los intereses de la nación, el bienestar de millones de Colombianos que dependen del crecimiento de los mercados en los países vecinos y la innegable relación estrecha entre comunidades a uno y otro lado de las fronteras hacen que el presidente busque constantemente la restauración y normalización de las relaciones con nuestros vecinos.
La diferencia con presidentes como Correa en Ecuador es palpable. El interés de Correa por motivos claros y no tan claros(Su relación con las FARC) de evitar una normalización de las relaciones con el pretexto de la violación a la soberanía nacional ecuatoriana que Colombia perpetro durante la operación contra Raúl reyes, y luego con el argumento, aun mas cínico, de que la inestabilidad de Colombia no puede ser permitida en el Ecuador, es un interés puramente nacionalista, populista, encaminado a distraer la atención de su pueblo de los problemas que acechan una economía mal manejada y una sociedad claramente pobre, desigual e inestable. Mientras el presidente Uribe parece Rogar por un restablecimiento de relaciones, que beneficiaria no solo a las comunidades colombianas, pero mayoritariamente a miles de ecuatorianos que dependen de la inversión extranjera que Colombia hace en el Ecuador, al igual que miles más en las comunidades fronterizas que dependen de las comunidades en el lado Colombiano, el presidente Correa sigue utilizando los pretextos mencionados para mantenerse en el poder y elevar su popularidad con las masas, con la esperanza de con ello disfrazar las dificultades internas que se avecinan, en un país con poca tolerancia por presidentes ineptos.
Venezuela, por otro lado, está demostrando una actitud mucho más pragmática. Debido a la crisis del petróleo mundial sus dificultades internas, el Presidente Chávez ha decidido buscar en la economía más solida de la región apoyo para sostener al menos las necesidades básicas de un pueblo cada vez menos satisfecho. Las reuniones bilaterales propuestas por el presidente Uribe posiblemente no hubieran tenido mucho eco con el precio del barril sobre 100 dólares, pero con un precio cercano a los 30 dólares, las condiciones las impone ahora el mercado más estable y con mayor capacidad para soportar la crisis, y ese es Colombia. Este cambio de actitud, sin embargo, no debe permitir tranquilidad sobre las intenciones del presidente venezolano. El gobierno de Colombia debe mantener un constante monitoreo de nuestras fronteras para evitar cualquier intromisión en nuestros asuntos internos
A veces pareciera que el interés nacional, la defensa del orgullo nacional, estarían basados en restringir o incluso romper las relaciones con estas naciones. Muchos Colombianos lo hemos pensado de una u otra forma a medida que los insultos, restricciones y, peor aún, las intromisiones en nuestros asuntos intentos y el apoyo a nuestro enemigo común se hacen evidentes. Nuestro presidente, por otra parte, ve en esas relaciones y en su fortalecimiento, la oportunidad para que miles de colombianos continúen mejorando su calidad de vida y para que las comunidades que dependen del comercio y el intercambio cultural y económico en las zonas de frontera no se descalabren o sufran consecuencias trágicas. Esa actitud es un claro ejemplo del líder que pone los intereses de su nación, de su pueblo, por encima de los propios, o por encima de los que el orgullo y el nacionalismo absurdo nos llevarían a acoger como validos. Ojala nuestros vecinos aprendan a verlo de esta Forma. Los Colombianos podemos estar tranquilos porque nuestro presidente entiende la importancia de este dialogo, de esta integración,
Los 5 hechos mundiales esta semana:
– Las elecciones en Israel: El gobierno de Coalición eventualmente formado por Netanyahu promete cambios radicales en la política de Israel hacia el conflicto
– La «coalición» formada por Morgan Tsvangirai y Robert Mugabe en Zimbawe, que parece estabilizar la nación africana, pero que puede significar muy pocos cambios para el pueblo a menos que la comunidad internacional ejerza presión para que Mugabe suelte su control sobre absoluto sobre el estado.
– El triunfo en el referendo constitucional De Hugo Chávez que le permitirá ser elegido indefinidamente. El triunfo de Chávez reafirma el apoyo del pueblo Venezolano pero no garantiza so continuidad en el poder con la crisis económica actual y el precio del petróleo tan deprimido
– El debate que se está comenzando a dar a un nivel influyente sobre la política Antidrogas mundial y los visos de cambio que la administración de Obama parece estar indicando en este proceso. El debate puede traer cambios que afectaran una política que hasta ahora es definitivamente un fracaso.
– Los fuertes signos de recesión en Europa que están comenzando a demostrar el carácter global de una crisis económica que empezó esta vez en el mundo desarrollado y que, paradójicamente, esta afectándolo de manera mucho más dramática que al llamado mundo en desarrollo. Ahora la clase media de los países en desarrollo es la que está sosteniendo la economía mundial, mientas el consumo y la inversión en los países ricos se contrae.