Que algunos miembros de la clase dirigente del país estén en total desacuerdo con una posible segunda reelección del presidente es comprensible. EL acceso al poder es al final de cuentas el objetivo fundamental de todo miembro de un cuerpo político, y la reelección del presidente más popular de la historia del país los alejaría de esa posibilidad por lo menos por 4 años más.

Sin embargo, el hecho de que se cuestione, siquiera se indique que el referendo solicitado por el Pueblo Colombiano para decidir si esta reelección es posible o no, es una posición contra la democracia. Los líderes que pretenden empanar la posibilidad de un referendo están atentando contra la voluntad de quienes ellos representan, contra la voluntad del elemento fundamental de la democracia. El pueblo.

Y es que así haya dudas de la financiación de la campana para obtener firmas, de los implicados en el proceso o incluso de la conveniencia de este, la realidad es que millones de colombianos firmaron, libremente por tener el derecho a decidir si esta iniciativa es conveniente. Eso es incuestionable y no debe ser anulado o rechazado en el congreso, según nuestra constitución el Congreso debe fijar las reglas para su ejecución y verificar la validez de los solicitantes, no cuestionar si debe hacerse o no, pues es el referendo el máximo derecho constitucional que los Colombianos tienen para hacerse escuchar, por encima de cualquier otra ley o compromiso político

La oposición en Colombia a veces parece olvidar que vivimos en una democracia. Si bien es una democracia que puede ser imperfecta, corrupta o ineficiente en muchos casos, en este es una democracia viva y definitivamente incuestionable. El temor a un tercer periodo del presidente, que de aprobarse en el referendo parecería inevitable, ha llevado a los partidos opositores a negar a los ciudadanos su derecho de expresarse, lo que realmente cuestiona sus credenciales democráticas y su legitimidad.

El debate sobre cómo se recogieron las firmas, como se financio el proceso y todos los otros elementos que rodearon el proceso en si es sano y necesario, y si hay elementos para investigar castigar así debe hacerse, pero cuestionar que millones de ciudadanos expresaron claramente que quieren decidir sobre este tema es simplemente absurdo. El referendo para la reelección del presidente debe hacerse cuanto antes. La nación lo requiere. Y cuando digo la nación, me refiero al fundamento de nuestro sistema político y el motor de la democracia en Colombia, el pueblo. La voz del pueblo no se puede acallar en rencillas y juegos políticos destinados a dominar el poder. Es el pueblo el que quiere decidir, nuestros líderes no pueden, ni deben hacer nada distinto a apoyar completamente ese derecho.