Al visitar el website de la OEA, Esta es la descripción de su misión:
«La Organización de los Estados Americanos (OEA) reúne a los países del hemisferio occidental para fortalecer la cooperación mutua en torno a los valores de la democracia, defender los intereses comunes y debatir los grandes temas de la región y el mundo. Es el principal foro multilateral de la región para el fortalecimiento de la democracia, la promoción de los derechos humanos y la lucha contra problemas compartidos como la pobreza, el terrorismo, las drogas y la corrupción. Juega un papel central en el cumplimiento de los mandatos establecidos para la región a través del proceso de Cumbres de las Américas
Al igual que otras organizaciones internacionales, como la ONU, instituciones como la OEA podrán llegar hasta donde sus estados miembros les permitan llegar. LA OEA es un órgano consultivo cuyas decisiones no tienen carácter obligatorio para los miembros. Si sus estados miembros no deciden darle a la OEA un peso más importante a sus decisiones, no dejará de ser lo que es, un simple órgano de reunión y consulta para los estados miembros, con decisiones o «declaraciones» que no representan ninguna obligación para los estados.
Ahora bien, si los estados miembros determinan la capacidad de la organización, la secretaria y estructura administrativa de la OEA definitivamente le dan más o menos relevancia, y son sus líderes los llamados a elevar la estatura de la OEA a nivel internacional y convertirla en un actor relevante en los asuntos regionales. LA OEA ha sufrido diferentes transformaciones, con periodos en los que sus acciones eran fundamentales y de mayor peso, y otros donde parecía no existir.
La realidad es que la OEA, frente a las crisis y transformaciones políticas que está viviendo el continente, ha demostrado su irrelevancia y la manipulación que los estados miembros hacen de su acción. Ciertos hechos demuestran la falta de importancia del organismo y hacen ver claramente lo poco que pueden influir sus decisiones. La crisis democrática en Venezuela, con la persecución a la oposición y la libertad de prensa ha sido constantemente ignorada. La última asamblea donde se invitó formalmente a Cuba, a pesar de que la condición fundamental para ser miembro es adherirse a la carta democrática de la organización, condición por demás excluyente para un organismo internacional, demuestra la poca importancia de los principios mismos de la organización en sus decisiones, pero peor aun fue la decisión de Cuba de rechazar la oferta porque básicamente «No le interesa» participar de tal organización. Un golpe duro pero que muestra la realidad de la institución. La crisis en Honduras y la total ineficacia de la mediación del secretario general en el asunto, los problemas fronterizos entre México y Estados Unidos ni siquiera han merecido análisis, el delicado asunto de las relaciones entre Colombia, Ecuador y Venezuela, con el supuesto apoyo a grupos terroristas, que es una clara violación de los principios de la organización. Estos elementos, entre otros, nos hacen preguntar: Para qué sirve ser miembro de la OEA? Hacia dónde va esta organización?
La verdad es que no sirve de mucho. Al igual que la ONU, la OEA está necesitada de una reforma profunda que básicamente le de lo siguiente: Un órgano consultivo donde se analicen conflictos regionales y donde sus decisiones sean obligatorias. Una asamblea más representativa donde todos los gobiernos, democráticos o no, puedan participar. Una representación regional con otros organismos, que como los de la ONU (Unicef, FAO, etc….) son los que realmente le den relevancia a la institución. LA OEA si bien no puede convertirse en un supra-gobierno regional, si debería tener más peso y promover directivas regionales que ayuden a manejar las relaciones entre los países miembros. La organización debe orientarse a convertirse en un foro regional
Que la OEA no sirva para nada es culpa de que quienes la componen no le den, o quieran dar, la relevancia que debería tener, y que el liderazgo de la secretaria general no sea el adecuado para sacar a la organización de su ostracismo y para presionar a los estados miembros a que reformen la organización. Un esfuerzo en este sentido es necesario para que la OEA, un organismo único a nivel internacional se convierta en un elemento vital de la política regional y sirva, en un futuro, para representar las Américas en el concierto internacional.