La solución a un conflicto tiene dos alternativas: La guerra que debilite o termine venciendo a una de las partes, o el dialogo pacifico. Para cada una de ellas es necesario encontrar ciertas condiciones. La guerra debe ser la última opción, cuando todas las otras alternativas se han agotado. El dialogo es la mas sensata, pero para que funcione, ambas partes deben mostrar la voluntad de lograr avances significativos hacia la solución y la terminación del conflicto.

Siendo así, El dialogo como instrumento para la solución de un conflicto como el de Colombia no es una herramienta viable. No lo es porque una de las partes, la guerrilla de las FARC, no tiene, ni demuestra la mas remota intención de lograr una solución a través de este instrumento. En Colombia estamos lidiando con una combinación criminal que no le interesa dialogar, le interesa mantener el status Quo. Una organización terrorista interesada en mantener el país en zozobra, para poder seguir sosteniendo su negocio del narcotráfico y la violencia, con sus enormes dividendos económicos. Si le adicionamos a todo esto los intereses de algunos de nuestros vecinos en que esto se mantenga así, con objetivos imperialistas y con posibles intervenciones en el negocio de la droga y de la guerra, Pensar en sentarnos a Dialogar con las FARC de paz, es como pensar en abrir una mesa de negociación con Osama Bin Laden, la Camorra italiana, el cartel de Juárez y la mas salvaje guerrilla en Sudan, todos juntos en nuestro pobre país. Algo que no se le pasa por la cabeza a nadie con la más mínima consideración sobre el imperio de la ley y el respeto a los derechos humanos.

Es por ello que aquellos que hablan del diálogo, o desconocen la realidad del conflicto colombiano o les interesa que la situación actual se mantenga. La estrategia actual es la única viable en una guerra como la que se libra en Colombia. El estado tiene que vencer militarmente a estos grupos que violan la ley, la libertad, los derechos y la tranquilidad de los colombianos. Colombia tiene que entender que las FARC es un grupo de alto nivel delincuencial, no es un grupo político o insurgente. Su única ideología es cometer actos esporádicos (Gracias al estado cada vez mas esporádicos), de terrorismo, de salvajismo, para intimidar y mantener el aire de inestabilidad en el país, y traficar con armas, drogas y personas para mantener un negocio multimillonario. Nadie en el país esta pidiendo dialogo con las bandas delincuenciales que están intimidando las comunas de Medellín, o los barrios de Cali. No hay ninguna diferencia entre estos criminales y los de las FARC.

Los colombianos tenemos que aterrizar a nuestra propia realidad. El apoyo a nuestro ejército, a nuestras instituciones y nuestro gobierno es necesario para ganar esta guerra que no tiene otra salida que la eliminación del enemigo. Lastimosamente el Dialogo es una estrategia que, debido a la clase de grupo que enfrentamos, no es posible. Que lastima que entre nosotros mismos, entre compatriotas, no haya otra salida que eliminar los elementos de nuestra sociedad que quieren destruirnos, pero la supervivencia y la dignidad nacional están en juego. En estos momentos de dolor por los últimos actos de estos grupos barbáricos, la nación tiene que rodear a su presidente, a su estado y sus fuerzas legítimas para imponer el imperio de la justicia, el orden y la ley.