La operación bienvenida a las FARC se convirtió en la bienvenida a una nueva era que abre increíbles prospectos para consolidar los logros de la política de seguridad mas exitosa de la historia del país. Lo que el presidente Uribe trabajó ocho años por consolidar, los Colombianos en inmensas mayorías lo convertimos en política de estado eligiendo a uno de sus mas exitosos ejecutores como nuestro nuevo presidente.
Colombia hoy se convierte en ejemplo ante el mundo de como se combate el terrorismo. Una nación que enfrenta la combinación mas peligrosa de guerrilla, terrorismo y narcotráfico, ha logrado en poco mas de 3 años desmantelar una organización y sus lideres, que hace poco parecían intocables. Los Colombianos hoy sentimos un aire de renovada esperanza al sentir que el fin de los horrores de la guerra que las FARC han librado contra el estado y su pueblo esta cerca, muy cerca.
Y nos reconforta mas saber que nuestro presidente y su equipo tienen el valor y la dedicación que pocas veces se veía en el país de gobierno a gobierno. El Compromiso de continuar con las políticas de seguridad democrática que El presidente Uribe dejó como su gran legado a la nación, es evidente frente a los resultados que hoy vemos. El mono Jojoy, el terrorista mas salvaje de este grupo está muerto, y con el mueren los episodios mas descarnados y salvajes de esa guerra insensata. Y está muerto porque el estado enfrentó, a través de su ejercito y en nombre de todos los colombianos, y mas importante aun, con su apoyo, la amenaza terrorista que este hombre representaba.
La bienvenida de las FARC al presidente Santos quiso mostrar capacidad de hacer daño, para con ello posicionar alguna habilidad de proponer algún tipo de términos en una eventual negociación. La respuesta del gobierno, de las instituciones y del pueblo Colombiano fue muy clara y no pudo haber sido explicada de mejor manera que la que uso el presidente Santos. «Les dijimos que íbamos a ir por ustedes, y fuimos». Colombia ya no se deja intimidar. Aquellas voces que empezaron a ventilar ese típico pesimismo Colombiano de que la salida de Uribe iba a retroceder los logros de la seguridad democrática, no solo fueron pocas, sino totalmente equivocadas. El hecho de que el presidente Santos haya abierto las puertas de la diplomacia y traído un estilo diferente, menos abiertamente confrontacional, no quería decir de ninguna forma que su compromiso con la seguridad democrática era menos decidido.
El presidente envío un mensaje a lo que queda de las FARC, que representa lo que todos los Colombianos sentimos y esperamos de nuestro gobierno, que lleva 8 años demostrándonos que el estado si funciona y si puede imponer el imperio de la ley. El mensaje es muy claro : Vamos por ustedes, porque esta Nación no tiene reversa.