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La imagen de una nación está reflejada en lo que el mundo sabe de ella y en la historia. Como todo en la vida, nuestra reputación, la de la empresa en la que trabajamos, la del sacerdote de nuestra iglesia, la del colegio donde estudiamos, Depende de lo que la gente sabe, del conocimiento popular y de la historia.

Aquellos que tiene intereses específicos miran Las estadísticas, las cifras, las explicaciones sustentadas de lo bueno que podemos ser para tomar la decisión de darnos un empleo o invertir en nosotros, matricular los hijos en un colegio o comprar los productos o servicios de una empresa, pero también consideran hechos históricos específicos que marcaron el destino de esa persona o institución, hechos normalmente difíciles de remover de la conciencia colectiva. Para el resto del mundo que simplemente busca formarse una opinión, los hechos históricos y la creencia popular tienen un peso mucho mayor. Las estadísticas cuentan poco

Colombia, con todos los problemas actuales, pasa por un buen momento internacional, y las estadísticas lo demuestran a nivel internacional. Es por eso que la inversión extranjera es aun alta, firmamos tratados de libre comercio con el mundo y el estado colombiano ante la comunidad de naciones ha ganado un peso y posición diferentes, pero para el resto el mundo, el 99.9% restante no interesado en invertir o hacer negocios en Colombia, la imagen y el conocimiento que tienen de nuestro país, si es que saben que es y donde queda Colombia, está ligado a un pasado violento, que de alguna forma aun vivimos, ligado a esa relación nefasta del nombre de Colombia con el narcotráfico y de nuestra fama de corrupción y falta de estado. Aun Lo vivimos los Colombianos del común cuando salimos del país, que si bien no experimentamos el acoso al que estábamos sometidos en todos los aeropuertos del mundo, por lo menos no de manera tan directa como antes, somos esculcados un poco más que el resto de los ciudadanos de mundo. Colombia es aún una de las naciones a las que sus nacionales más países les exigen visa para poder viajar a ellos. Muchas de las campañas de promoción y turísticas que hace el estado alrededor del mundo caen en oídos sordos porque la referencia con guerrilla, violencia, secuestros y droga aun aleja muchos extranjeros de nuestras fronteras, así les muestre la belleza del parque Tairona, o del parque del Café o de Cartagena.

Muchas naciones han sufrido con este flagelo. México está sintiendo el dolor de ver su país señalado como violento, cuando ha sido siempre una meca del turismo mundial. Brasil, aun lidia con la imagen de violencia y pobreza que parece detener su ascenso a las grandes ligas del poder mundial. Colombia tiene la dificultad de décadas de guerra, violencia y corrupción, que se han asentado como el único referente que la mayoría de los ciudadanos del mundo tienen de nuestro país. Los pocos que se atreven a retar esa imagen y viajan al país quedan fascinados y se convierten en embajadores por Colombia, mucho más que nosotros mismos, Pero el ocasional secuestro o asesinato de un Español, Americano, italiano o canadiense, llena primeras páginas en todo el mundo y deshace el trabajo hecho por años para mejorar esa imagen. No es lo mismo que un hecho violento ocurra a un turista europeo en la India, que de hecho ocurre, porque nunca ha tenido una imagen de país violento, así que se toma como un caso excepcional. Si el hecho violento ocurre en Colombia, que lleva décadas con ese estigma, representa la “prueba” de que Colombia es más de lo mismo. Un país al que no se puede viajar.

Lo que pierde Colombia con este problema de imagen es incalculable. Pero la realidad hoy, aunque indudablemente mejor que la de los años 80 y 90, es aun la de un país inseguro, corrupto y con vestigios de una guerra sucia donde elementos muy destructivos como el narcotráfico, los paramilitares la guerrilla y el
mismo estado llevaron al país a una situación incontrolable.

La imagen de una nación se cambia con hechos y no solo con estadísticas. El estado puede mostrar excelentes números de crecimiento económico, reducción del delito, negociaciones de paz y muchos tratados de libre comercio, pero para la gente del común, en Colombia y el resto del mundo, esa imagen cambia cuando no haya un solo delito que haga titulares en el extranjero, cuando realmente se ataque la corrupción y la infraestructura, el mejoramiento social, la cultura y el desarrollo sean parte de nuestras políticas de estado. Colombia necesita hacer un esfuerzo mucho mayor para cambiar esa imagen que el resto del mundo. Los líderes en nuestro país parecen no entender que con estadísticas y comerciales de televisión solamente esto no va a ocurrir. La transformación debe ser profunda y duradera. Nuestro pasado nos lo exige!

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Mi nombre es Adolfo Ramírez. Soy consultor y tengo un master en Diplomacia y Relaciones Internacionales. Me apasiona la politica internacional, latinoamerica y Colombia. Convencido de la necesidad de abrir siempre el dialogo a todas las opiniones.

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