Ciudadanos Colombianos en Venezuela ven violados sus derechos y hasta tras las rejas por supuestos delitos que no cometieron, pero que en un país sin legalidad ni justicia no tienen la posibilidad de defenderse o recibir un juicio justo. Ciudadanos costarricenses se ven acosados por el ejército y la justicia nicaragüense en territorios que pertenecen a Costa Rica.

¿Por qué vamos a países donde no hay garantía de justicia y respeto de nuestros derechos? La noticia reciente de una bacteriologa colombiana detenida en Venezuela por supuesto contrabando cuando recibía una donación para pruebas de laboratorio en la comunidad Wayu, se une a otros cientos de casos en otros países como Venezuela, Ecuador o Nicaragua donde la ley es aplicada al antojo del régimen y donde las garantías legales son pocas o inexistentes. Si bien es cierto que muchos países latinoamericanos tienen serios problemas en sus sistemas judiciales, de respeto a los derechos civiles y de estabilidad estatal. En general las naciones democráticas del continente permiten en mayor o menor grado que sus ciudadanos hagan respetar sus derechos, que se puedan defender, permiten libre acceso a los medios y entes fiscalizadores para ejercer control sobre el estado y sus abusos y, aunque nos falta mucho trecho para llegar a lo que ocurren en Europa o los Estados Unidos, existe la posibilidad de que se haga justicia

En Venezuela esa posibilidad de un juicio justo e imparcial, de que se respeten los derechos civiles de sus ciudadanos o visitantes es mínima o inexistente y Nicaragua, Bolivia, Ecuador, Argentina y Paraguay se acercan a situaciones donde el poder del régimen de turno manipula en mayor o menor grado el aparato judicial y de control del estado. Si nuestros gobiernos no están dispuestos a defender los derechos de sus ciudadanos en otros países, como lo deberían hacer, pues entonces somos los ciudadanos del resto del continente quienes debemos aislar estas naciones, aislarlas económicamente, buscar alternativas entre aquellos estados que nos garantizaran nuestros derechos. Cientos de empresarios colombianos han perdido grandes cantidades de dinero en Venezuela porque el estado no respeta sus derechos y el estado usa las deudas como instrumentos de presión política. Nicaragua ha pisoteado los derechos de ciudadanos en naciones vecinas con el pretexto de disputas territoriales inexistentes o de vieja data.

Los latinoamericanos le debemos mandar un mensaje muy claro a estos países: La legalidad y el derecho deben ser universales. Los derechos civiles de los ciudadanos en la región deben ser respetados, o sus países serán aislados, sino por los gobiernos, por el resto de los pueblos de la región. De esta manera la región manda un mensaje claro a los líderes y gobernantes de estas naciones, diferente al mensaje complaciente y casi que cómplice de los gobiernos latinoamericanos: Lo que ocurre en Venezuela, Cuba, Ecuador, Nicaragua o Bolivia los latinoamericanos no estamos dispuestos a tolerarlo, en nuestras propias naciones o en nuestros vecinos.