Como vencer a un enemigo que no tiene nacionalidad, ni un ejército regular, ni un escenario de guerra especifico o un objetivo militar definido como territorio, o recursos naturales; un enemigo sin un líder establecido o por lo menos una organización jerárquica que pueda ser derrotada en el escenario de la guerra? Ese es el enemigo que las naciones del mundo enfrentan hoy con cualquier grupo terrorista

Adicionalmente, los estados deben cumplir normas internacionales para la guerra que los grupos terroristas no respetan. Es una lucha desigual, en la que el terrorismo tiene como objetivo sembrar el caos, el miedo y la anarquía, a través de acciones crueles contra la población civil. Es que hasta el objetivo de dichas acciones es diferente, dependiendo del grupo que las cometa. Algunos quieren inestabilidad para tomarse el poder en países o regiones donde el estado es ineficaz o inexistente. Otros quieren limitar la respuesta de las potencias occidentales generando temor a represalias y ataques donde más inocentes morirían. Otros simplemente quieren venganza. En pocos casos los grupos terroristas atacan directamente los estados y su aparato militar, como sería una guerra convencional.

Es por ello que el mundo debería redefinir los términos de la guerra cuando se trata de grupos terroristas. Lo que ocurre con ISIS o Al-qaeda en el medio oriente hoy demuestra las complejidades de tratar este asunto como una guerra convencional. Existe una coalición liderada, como siempre, por los Estados Unidos, y a la que se han ido uniendo otros gobiernos a medida que sus intereses o sus ciudadanos se ven afectados por las acciones de estos grupos. Jordania se unió luego de que ISIS quemó vivo uno de sus ciudadanos y Egipto se unió luego de que ISIS decapitó 14 de los suyos. Francia se unió luego de que el terrorismo islámico cometiera actos de barbarie en París. Y el resto del mundo espera y mira desde la barrera como unas pocas naciones se encargan del problema.

La respuesta al terrorismo debería ser global, todas las naciones del mundo deberían tener la obligación de participar en la lucha frontal contra este flagelo, y las reglas de juego tambien deben cambiar. Los grupos terroristas deben perder su condición de actores armados del conflicto y deben ser tratados como los peores delincuentes, permitiendo que las naciones del mundo los enfrenten con todo el peso de su poder militar y la ley. Las Naciones Unidas debería encargarse de coordinar y demandar la participación de todas las naciones del mundo y sanciones deberían aplicarse para estados que no participen. De igual manera aquellos estados que soporten grupos terroristas deben perder todos sus derechos territoriales y de defensa de su soberanía, permitiendo que el mundo actúe frente a los grupos terroristas con firmeza. Obviamente esto pasos presentan riesgos para el orden mundial porque la definición de grupo terrorista, y más aún, de estado que apoya el terrorismo, es manipulable y puede ser usada por ciertas naciones para avanzar sus intereses personales y apoderarse de territorios o recursos económicos. Es por ello que una organización internacional, como el consejo de seguridad actual pero reformado para tener representación de todas las regiones del mundo y todas las corrientes políticas, sería la encargada de definir al enemigo

Hoy los grupos terroristas tienen tentáculos en todo el mundo, y saben que las normas internacionales y el hecho de que solo unas pocas naciones están dispuestas a hacer algo contra ellos, los ponen en una posición ventajosa. Otra seria la situación si se enfrentan a un mundo donde todos los países se unen para combatirlos y si las normas cambian para tratarlos como lo que son, grupos delincuenciales y destructivos, donde no habría fronteras donde puedan resguardarse, ni sitios donde esconderse.