El gobierno venezolano deporta miles de colombianos de manera arbitraria y deshumanizada. Donald Trump utiliza el problema de la migración ilegal de latinos hacia los Estados Unidos de manera irresponsable, con motivos puramente políticos que buscan apelar a esa base ultra conservadora de los americanos, afortunadamente pequeña, que ven los inmigrantes como un problema, no un fenómeno que ha servido para el crecimiento del país. Ahora en Europa una crisis sin precedentes con cientos de miles de refugiados huyendo de la miseria y la guerra en Siria, Iraq, Afganistán y África, que se encuentran frente a un continente que tiene una lucha interna entre el nacionalismo casi xenófobo, y la cultura y tradición humanitaria de muchos de sus miembros.
Las imágenes de Colombianos cruzando la frontera con sus enseres al hombro, algunos abusados por la guardia venezolana, o la desgarradora imagen del niño sirio que pereció ahogado tratando de salir de su país y apareció sin vida en una playa de Turquía, o los miles de inmigrantes cansados del rechazo y aislamiento húngaros que deciden caminar cientos de kilómetros para llegar a las naciones de Europa que les quieren dar una mano, o los millones de inmigrantes ilegales Latinos en los Estados Unidos que viven en la incertidumbre sobre su situación legal, frente a un estado que no ha podido definir reglas claras y más humanas frente a la inmigración, abren los ojos de la humanidad frente a un problema que se ha ignorado, menospreciado, o simplemente reprimido. Un problema humano como ningún otro. Millones de seres humanos que buscan un futuro mejor para ellos y sus familias, en los países y regiones que lo pueden ofrecer, huyendo de la pobreza, la violencia, la injusticia, la guerra y la dictadura que tristemente reina en algunas naciones del mundo
Generalmente el mundo reacciona tarde frente a estos fenómenos y por ello extremismos e injusticias surgen y se mantienen. Sentimiento xenófobos crecen en Europa donde partidos políticos con plataformas discriminatorias, anti-migratorias y claramente ultranacionalistas parecieran abrirse paso, y candidatos extremistas como Donald Trump y otros en la nación más rica del mundo buscan crear un clima negativo frente a los inmigrantes en un país hecho por inmigrantes. En Suramérica, Maduro y sus acciones demuestran su total desinterés por un manejo humanitario de la inmigración y la frontera con Colombia.
Que hacer para que estas tragedias no ocurran? Primero hay que reconocer que las naciones desarrolladas se enfrentan a una situación difícil de manejar. Recibir millones de personas representa un costo político, económico y social inmenso, que debe ser considerado. No es una situación fácil de manejar. Se puede debatir mucho sobre la responsabilidad social y hasta política de las naciones ricas frente a los problemas que ocasionan la tragedia humana en tantos lugares del mundo, pero eso no quiere decir que deben abrir sus puertas de manera ilimitada, sin ningún control, porque estaríamos reemplazando un problema con otro. Todas las naciones del mundo que tiene capacidad de recibir personas que huyen de la guerra, la pobreza o el conflicto deben poner estrategias en marcha para manejar el flujo de inmigrantes y refugiados de manera legal, controlada, pero sobre todo, humana. Adicionalmente, aquellas naciones donde los estados son los culpables de que sus habitantes tengan que huir, deben ser presionadas por la comunidad internacional para cambiar su rumbo o pagar el precio de sus acciones ante la comunidad internacional. La lucha contra este problema debe ser en ambos frentes, el más inmediato solucionar el drama humano, pero también la causa debe extirparse para que ese drama no ocurra más
Segundo, cuando hay tragedias naturales, el mundo entero se lanza a ayudar, nuestra humanidad sale a flote y el resto del planeta lucha para que aquellas regiones y seres humanos afectados puedan sobrevivir a la tragedia. Crisis como las que ocurren hoy en Siria, Irak, Afganistán, algunos países africanos envueltos en la guerra y en un círculo de pobreza, o lo que ocurre hoy en la frontera Colombo-Venezolana, deberían tener la misma respuesta o mayor. Es obvio que involucrarse en la solución del problema migratorio es mucho más complejo que proveer ayuda económica o humanitaria frente a un terremoto o un tsunami, significa abrir nuestras sociedades y nuestras economías a miles de personas posiblemente de otras culturas, costumbres y hasta lenguas diferentes, pero que necesitan ayuda y que buscan un futuro más digno. Son todos seres humanos, como nosotros. Significa tolerancia, asimilación y aprendizaje.
Hay países del mundo que son la muestra de que es posible lograr esa asimilación, y que al final las naciones y sociedades que abren sus puertas terminan siendo mejores y más fuertes como comunidades, como economías y como países, pero sobretodo, como seres humanos. El mundo no puede permitir que imágenes como las que hemos visto se repitan, imágenes que duelen al ver otros seres humanos luchando por sus vidas y muriendo en el intento, o dejando atrás, humillados y de manera forzada, sus vidas, sus sueños y sus tierras. Sería ideal que los problemas que ocasionan estos éxodos masivos no existieran, pero ese es un esfuerzo largo y difícil. Por ahora es nuestra misión, nuestro deber como raza humana, abrir la puerta para salvar tantas vidas como sea posible, para restaurar sueños, para brindad seguridad y oportunidades a aquellos que no las tienen o las perdieron.