La mayoría de las sociedades en el mundo harían, o por lo menos darían la apariencia, de hacer algo frente al salvajismo de una masacre de estudiantes inocentes a manos de un asesino, enfermo mental. Eso no ocurre en los Estados Unidos. Con cada masacre las voces por la sensatez y el sentido común se ven ahogadas por aquellas donde la irracionalidad del argumento en favor de la excesiva libertad para adquirir, almacenar y usar armas parece, de manera increíble, siempre ganar la discusión. Estos argumentos pregonan que La solución es más armas, que comprar y tener armas es un derecho garantizado por la constitución. Pero la razón más cercana a la realidad, es que la asociación nacional del rifle, el representante de la inmensa y poderosa industria militar americana, tiene en sus bolsillos y su nómina gran parte del partido republicano. Más que ideología, es corrupción al más alto nivel
Y en la mitad está el pueblo americano. Para cualquier persona con sentido común, el hecho de poder adquirir un arma automática, de combate militar, como si se estuviera comprando un juguete, es una aberración del concepto de libertad. Es una violación de los derechos de todos los otros ciudadanos que ven estas armas como un peligro para la seguridad. Es quitarle a los niños y jóvenes de este país su derecho a la vida y a la tranquilidad, y es justificar los serios problemas sociales que segmentos de esta sociedad enfrentan bajo el manto de la libertad. Aferrarse a esas razones absurdas para no hacer nada solamente debilita la percepción de una sociedad civilizada, donde no solo debería importar el individuo sino el bien común. Esta situación parece mostrarle al mundo que en los Estados Unidos los derechos individuales son más importantes que los de la sociedad en general. La idea de que un documento escrito hace más de 200 años puede justificar la barbarie que se vive hoy es no solo ridícula, sino que demuestra un nivel de intransigencia e ignorancia realmente triste para una sociedad como la norteamericana
Es por eso que Estados Unidos parece haber perdido el alma con este debate tan absurdo. Aquellos en posiciones de poder han sido comprados por unos pocos muy poderosos. Una parte de la población defiende este concepto errado de libertad y de individualismo, y la gran mayoría restante grita “Gun Control” (control de armas), pero nadie la quiere escuchar.
La esperanza está en que, como en muchas otras cosas que históricamente han estado mal, Esta nación sea capaz de reinventarse y reconocer que hay que cambiar. Hace doscientos años la esclavitud también era legal, al igual que la discriminación contra la mujer y la abierta discriminación racial, pero la sociedad Se encargó de mostrarle a sus líderes que el camino tenía que ser diferente. Lo mismo debe ocurrir con el control de armas. ¡No solo es necesario, es Urgente! Por eso Esa mayoría adormecida debe marchar, protestar y sobretodo… Votar… No GUN CONTROL. ¡NO VOTE!