Movilizaciones pacificas y los disturbios lamentablemente violentos que se han presentado en algunas naciones del continente son una muestra clara de que la democracia es débil, pero esta viva en la región. El Pueblo boliviano ha logrado defender sus derechos democráticos. Evo Morales renunció a la presidencia que ganó a través de la manipulación y control del proceso electoral, y con la que quería perpetuarse en el poder, pero lamentablemente a sumido a su país en el caos.

En Argentina el pueblo eligió libremente un giro a la izquierda luego de que el gobierno actual no lograra estabilizar la difícil situación económica y social. El pueblo quería buscar una alternativa, un modelo diferente, y gracias a su defensa de la democracia un gobierno peronista regirá nuevamente los destinos del país. Si fue la decisión correcta solo la historia lo dirá.

En Chile, a pesar de lamentables e injustificados hechos violentos, el Gobierno ha tenido que reconsiderar sus políticas económicas, sociales y promover reformas en los sistemas pensionales y de salud, además de medidas para mejorar la tremenda desigualdad social.

Por su parte, los ecuatorianos se alzaron frente a injustas medidas y el Gobierno, que representa al pueblo, tuvo que ajustar sus políticas.

Y la sociedad colombiana está preparando una gran movilización nacional para expresar sus diferencias con las políticas del actual Gobierno y su apoyo al proceso de paz con las Farc.

Protestas y movimientos pidiendo justicia, renovación de la clase política y un desarrollo mas equitativo, menos desigual, están despertándose en todo el continente. Ninguno de ellos busca el fin del sistema democrático; buscan la transformación de sociedades que, hoy por hoy, son las mas desiguales del mundo. Los latinoamericanos simplemente buscan una salida al ciclo de corrupción, desigualdad, inseguridad e injusticia que parece plagar las sociedades de la región. Elecciones en todas las naciones muestran un giro de izquierda a derecha y viceversa, lo que claramente indica que no son las ideologías el problema, es la clase política y dominante de la región que se aferra a prácticas populistas y corruptas para alcanzar el poder.

Latinoamérica está buscando políticos y líderes dispuestos a establecer el imperio de la ley, a eliminar la corrupción, a devolverles la confianza a las instituciones del Estado y a promover un desarrollo más equitativo y sostenible. Pero esta búsqueda es claramente definida por los principios de la democracia. En el continente ya no hay lugar para dictaduras, caudillos o extremismos ideológicos, lo único que queremos es paz, seguridad, libertad, justicia y progreso, y todo con una clase política limpia, sea de izquierda o de derecha, dentro del marco democrático al que Latinoamérica, como los hechos recientes lo demuestran, se aferra.