Los países de Asia, integrados a través de Asean, crearon un fondo común para ayudar a sus naciones a obtener todos los elementos necesarios para enfrentar la pandemia y negocian un fondo de reactivación económica. La Unión Europea acaba de acordar hace pocos días la creación del fondo de recuperación económica más grande de su historia. Todos sus países miembros se beneficiarán de programas y fondos destinados a recuperar las economías del continente.
¿Qué pasa en Latinoamérica? Contamos con muy pocos fondos disponibles en el Banco Interamericano de Desarrollo para ayudar a las naciones de la región a mejorar sus sistemas de salud frente a la pandemia. No ha habido reuniones de jefes de estado o de alto nivel, no se ha coordinado a través de organismos de integración como Prosur o la Alianza del Pacífico, no ha habido ningún tipo de estrategias que permitan a la región superar la crisis social, económica y de salud que estamos viviendo. Cada país diseña sus propias estrategias y busca ayuda a nivel internacional de manera independiente. La integración de la región es aún más efímera en las crisis, que en los buenos momentos.
Latinoamérica necesita un sistema de integración serio y de alto nivel que permita que juntos busquemos la solución a problemas tan críticos como el que nos presenta la pandemia. Es en estos momentos que la falta de voluntad política, y hay que decirlo, la falta de condiciones de estabilidad democrática y social en la región hacen saltar a la vista la falta de integración, de cooperación y de tener una visión común. Mientras Brasil se convierte en el segundo epicentro mundial de la pandemia el resto de los países de la región simplemente observan atónitos, y de lejos. No hay presión política, no hay interés de la comunidad regional en involucrarse y presionar para que el gobierno de Bolsonaro tome en serio la pandemia y sus consecuencias.
La región mira como Venezuela y su régimen ni siquiera cuenta las infecciones de manera responsable, pretendiendo dar la sensación de estabilidad en un país que no tiene sistema de salud capaz de manejar crisis mucho menores. Lo más preocupante es que todo esto tendrá consecuencias regionales, no locales. Las economías de la región, el manejo de la pandemia y lo que ocurra después no solo afectará a cada país. Todos vamos a sentir el golpe en nuestras economías, fronteras, sistemas de salud y protección social, y, sobre todo, en nuestra identidad.
Hoy el centro de la epidemia a nivel mundial está en América Latina. Hay 5 naciones latinoamericanas entre las 10 con más contagios y crecimiento de infecciones en el mundo. Es el momento de buscar soluciones conjuntas, unir esfuerzos, fondos y estrategias para sacar a la región de la crisis de la mejor manera posible. Como bloque tendremos mejor capacidad de negociación cuando sea necesario acceder a tratamientos y vacunas, una vez sean aprobadas y listas para su distribución a nivel mundial. Si no hemos sido capaces de buscar un camino de unidad en los mejores momentos de nuestra región, tenemos que hacerlo ahora, cuando cada país de manera individual parece estar perdiendo la batalla contra el virus. De pronto unidos en la lucha lograremos un mejor resultado.