Después de uno de los procesos electorales más trascendentales de la historia de los Estados Unidos, los americanos están más divididos que nunca. Lo que este país necesita es una larga y difícil terapia de pareja.
Ambos lados se detestan, se culpan mutuamente de los problemas que enfrenta el país y no son capaces de llegar a un acuerdo en casi ningún aspecto de la relación. Amistades, relaciones y familias se han visto quebrantadas como resultado de la división política e ideológica en el país. No ayuda para nada que el presidente continúe negando la realidad y se dedique a instigar a sus seguidores, que son muchos, a no solo odiar a aquellos que eligieron a Biden, sino a dudar del sistema político que lo eligió. Nada más difícil en una relación donde la irracionalidad y el deseo de debilitar a la contraparte son los objetivos de uno de los lados en conflicto.
Parece entonces que el proceso de reconciliación será largo y tortuoso. Algunos piensan que los partidos tradicionales se acercan al punto de no retorno en su incapacidad de colaborar o simplemente comunicarse de manera civilizada, y que por ello una tercera opción es necesaria. Adicionalmente, los medios de comunicación y las redes sociales se han convertido en los vehículos de división y radicalización. Pero como en toda pareja, una tercera opción puede significar el fin de la relación. El sistema político americano tiene una historia bipartidista profunda, con maquinarias, ideologías y estructuras establecidas. Los demócratas y republicanos deben encontrar caminos para recuperar la civilidad.
La terapia debe incluir desenmascarar todos aquellos elementos tóxicos que generan discordia, provocan agresividad y eliminan la comunicación. Pero también es necesario entender qué hay detrás de estos comportamientos, y entender las razones por las que más de 70 millones de personas se sienten representadas por una de las partes, considerada por muchos la causa, o quizás mejor, la manifestación más clara de la profunda división que existe. Siempre en los problemas de pareja las expresiones de discordia son el reflejo de problemas estructurales, profundos, que deben ser atendidos.
El pueblo estadounidense tiene que superar la coyuntura actual y sus líderes deben dejar atrás este experimento peligroso de seguir a una persona dispuesta a revolcar las estructuras políticas, pero no de una manera constructiva, que podría ser benéfico, sino de una manera controversial, populista, nacionalista, partidista, ideológicamente inflexible y divisoria. La sociedad americana debe encontrar de nuevo su esencia, los valores que ambos partidos defienden y que han hecho de esta nación un ejemplo de democracia, libertad y de instituciones sólidas e independientes. La alternativa, una terapia fallida, sería un divorcio difícil y doloroso, algo que se vivió ya durante la guerra civil, donde el declive de esta nación sería inevitable.