Post 1: Nunca pude entender la fascinación de la gente por un grupo de adultos disfrazados de niños, con habladitos  insoportables y en las situaciones más ridículas del mundo. Y no estoy hablando de Mundos Opuestos, aunque se parece mucho, sino del Chavo del ocho. Ese rencor desinteresado por el icono infantil de tres décadas  se asemeja al que sentí viendo el estreno del nuevo reality de RCN. El equipo perdedor  ataviado como en Mad Max, caminando por una carrilera ha sido lo más malito que he visto en televisión desde La Dama del Pantano;  el italiano recargado en un palo porque estaba cojo fue la actuación más lamentable que he visto en mi vida, hasta el paneo de unas ratas gigantescas se vio totalmente preparado y ni que decir de las reacciones de terror de las damas  del grupo. Desde antes me había imaginado que el reality sería malo, pero no tanto. Luego nos muestran el dichoso futuro y parecemos viendo la casa de los Supersónicos, con guía virtual incluida. No, en serio, que programa tan malo, es tan aberrante y tan ficticio  que  me dan ganas de ver mejor las repeticiones incansables de La ley y el orden. Pero  esos nueve puntos de rating del lunes dejan «lo nunca antes visto» muy por debajo de La Voz, que de cierta manera gana por la innegable calidad humana de los tutores a la hora de referirse a los competidores.
Post 2: En RCN deben estar  aceleradísimos buscando la manera de subir sintonía y aquí les van algunas ideas: sexo en cámara, un intento de escape o de suicidio, una trampa de algún participante y su posterior echada del programa, desnudos semintegrales masculinos y femeninos, rivalidad entre dos concursantes del mismo equipo, alguien del «futuro» bien humillante y despectivo, una pelea de gatas o el ingreso de un nuevo participante misterioso. Ahí tienen pues de donde echar mano.
Post 3. Toda la parafernalia que se dio con la elección en Venezuela el pasado domingo fue totalmente injustificada. Ni en los sueños más locos se podía pensar en que Capriles iba a ganar, pues era obvio que la maquinaria Chavista impediría de cualquier manera  que el comandante quedara relegado a un segundo lugar. Además les aseguro que no tardarán en aparecer miles de pruebas de fraude y regalos estatales para asegurar los votos populares, es que el señor Chávez tiene cierto parecido, no sólo en el nombre, con mi odiado personaje de Roberto Gómez Bolaños, es un adulto disfrazado diciendo y haciendo una cantidad de babosadas que lo único que queda es rezar por el agobiado pueblo venezolano, el cual  se verá inmerso en una época de privaciones, privatizaciones y mentiras con cachucha roja… ¡qué pesar! debe ser culpa del Chavez del Ocho.