El sentimiento es generalizado: No sabemos qué hacer en las próximas elecciones. Todo se ha vuelto oscuro y enrarecido, los que se enfrentan en este momento otrora hacían parte del mismo equipo que era una esperanza para el desarrollo político de nuestro país; pero de un momento a otro la situación se volvió casi incomprensible. Ya desde hace tiempo se venía gestando una enemistad ineludible entre las dos fuerzas más grandes en la contienda electoral, todo estaba cocinándose en el fuego inexorable de la traición, al menos así se veía. Esa traición se repite de unos a otros, las puñaladas traperas y las argucias negativas se han vuelto el pan de cada día en la medida en que cada quien saca sus ases en una partida que parece copiada de una de las películas de cine negro del siglo pasado. Los que eran amigos y halaban para el mismo lado se enfrentan ahora en una guerra que solo se puede catalogar como sucia y uno piensa que al final la gran perdedora es Colombia. Unos subieron a los otros, los otros se separaron, se distanciaron sin remedio y ya no sólo dan la espalda sino que se enfrentan. Todos buscan en la basura de todos para saber cómo deben atacar, pero hasta los estrategas más astutos dejaron cartas sobre la mesa y resultaron afectados por sus propias acciones; ahora el hollín generado en la hoguera de las rencillas los ha marcado y ya no se ven sus rostros limpios… todo se ha manchado.
La bandera de la paz que se exhibe como objetivo en el campo de batalla está corroída, la esperanza que sería el objetivo final está diluida en una bruma inextinguible de desconfianza y temor. ¿Será que todo ha estado planeado desde el principio como una jugada maestra en la que no importan la dignidad ni los principios? ¿Planearían desde hace tiempo como intervenir en las acciones de los otros para derrocarlos desde su interior, como un caballo de Troya imperceptible? Y los que no tienen nada que ver en dichos asuntos turbios ¿no van a hacer nada? parece que se mantuvieran temerosos al margen de los hechos. Y de repente, llegan los aliados inesperados a los que antes se les veía como polos opuestos y crean alianzas impensables hace algunos meses. Y lo peor es que seguimos sin saber qué hacer, aquellos que veíamos como posibles soluciones son luciérnagas apagadas que brillaban a ratos en la oscuridad pero que de un momento a otro se perdieron en la penumbra de la nada. Esto está como la horrible noche que no cesa, que no cesará… ¿Quién podrá defendernos?
@leonardopineda