“Matas o mueres, o mueres y matas”
El gobernador

Todo aquel que me conozca sabe de mi fascinación por las series, es algo que desde niño he tenido conmigo y me ha gustado ese seguimiento que se hace a una historia que va creciendo en cada nuevo capítulo o en cada nueva temporada. Obviamente he pasado por todas las series importantes que antes se daban en nuestra televisión local y que abrieron un mercado gigantesco a la hora de la llegada de la televisión satelital. Imposible entonces no recordar Tierra de Gigantes, El hombre nuclear, Profesión peligro, La familia Ingalls o mi gran favorita de esa época: Dinastía. Luego llegaría la que para mí ha sido la más grandiosa de todas, Los Archivos X que sin duda durante sus once años de emisión marcó la vida de muchísimas personas, incluyéndome. Esa serie en especial tenía algo que la hacía única, que lo dejaba a uno pegado de la silla y esperando que el capítulo siguiente desarrollará más la resolución de los muchos misterios que allí se entretejían. Ese producto se convirtió entonces en un negocio súper rentable para las productoras que pasaron de hacer cine a realizar proyectos televisivos, al mismo tiempo que arrastraban a muchos grandes actores del cine hacia la pantalla chica (como la llamaban) y le dio una categoría diferente al trabajo en televisión. Guionistas, directores, vacas sagradas del séptimo arte hicieron lo que muchos años atrás había hecho el señor Alfred Hitchcock al llevar contenidos más simples pero igual de misteriosos que sus películas a capítulos semanales de media hora. Pero el fenómeno se ha vuelto gigantesco, las mayores recaudaciones por espectáculos se hacen gracias a las series televisivas y cuando alguna cadena logra apuntarle con éxito a una historia pues se convierte en un fenómeno comercial.

Lo que pasa con The Walking Dead es algo inaudito en el campo comercial televisivo, una serie que empezó tímidamente basada en un comic famosísimo entre los geeks, tomó una fuerza inusitada con el paso del tiempo y hoy es el programa más visto del mundo, su éxito radica seguramente en que no se queda en los mordiscos sangrientos de los caminantes, sino que explora el universo psicológico de estos sobrevivientes que han sido llevados de la mano de un comisario local. Además cabe resaltar la musicalización maravillosa apoyada en canciones de todas las épocas que usadas de maneta efectiva en cada una de las escenas crean un producto tan disfrutable como inolvidable. Así no le gusten los zombis (sic), el espectador se ve enganchado en una trama que muestra lo mejor y lo peor del ser humano, con unas actuaciones tan convincentes y tan profundas que es obvio que se entienda ese suceso inusitado. Alternativas televisivas que vale la pena recalcar en esta columna dedicada al cine, pero que a veces mira hacia la televisión como una alternativa de calidad, de mucha calidad.
Twitter: @leonardopineda