La televisión real (poco de ello tiene) se ha convertido en los últimos quince años en un referente para los canales y las productoras de todo el mundo. Gracias al experimento que se hizo con el formato de Gran Hermano en Europa, se supo que había en este tipo de programas unos elementos que sin duda calmaban el ansia de amarillismo y morbosidad de televidentes de todo el mundo. Si se logra un buen casting de concursantes, se tendrá toda una audiencia haciendo fuerza por su preferido y en contra del villano del reality.
Y así seamos enemigos acérrimos de ello, hemos caído, lo sé. Alguna vez supimos de Jaider Villa, de Manuela o de Paula Andrea. Y es que los canales se dedican precisamente a meter a la fuerza su programa en horario triple A porque son muy costosos de hacer y hay que redimir las cuentas de los inversores. Entonces hacen lo mismo, con otro nombre y otras reglas, pero no dejan de ser lo que fueron siempre: circo. Pero pues estamos llenos de estos programas concurso con tintes de drama y con un jurado que siempre tiene al bonachón, al malo simpaticón, al ecuánime y un presentador que poco o nada tiene que aportar. Valga la aclaración que se hace necesario separar los reality concurso de los reality que simplemente muestran la vida de sus protagonistas y en el que se hicieron famosas las Kardashian, por ejemplo. Ahora bien ¿siguen funcionando? No estoy seguro. Ya hay una tendencia a que se vayan acabando porque es un formato que ha ido perdiendo vigencia en cuanto a la televisión colombiana. Pero ahí continuamos, viendo un concurso de cantantes con unas sorprendentes voces juzgados por otros no tan sorprendentes.
Canal Caracol está presentando A otro nivel, exactamente igual a La Voz pero con unos cambios técnicos y de escenografía que no es que aporten mucho a la expectativa de un nuevo formato. Ahora bien, son muy aguerridos los productores al poder mantener una audiencia todos los días en la medida que hacen las elecciones para las rondas finales de los cantantes que allí se presentan, eso sí con muy buenas hojas de vida respecto a los estudios que han realizado la gran mayoría.
Dejando atrás los cantantes, RCN está apostándole a la culinaria con una nueva entrega de Master Chef, que ha sido un éxito en todos los países que se realiza, trabajando con el mismo esquema de tres jurados y un presentador, unos retos grupales e individuales y la consiguiente eliminación hasta llegar a un ganador. Nada nuevo bajo el sol, pero la gente sigue motivada para ver las críticas por lo general destructivas de los implacables jueces, que por muy cara de malos que hagan jamás lograrán igualar al que dio origen a esta franquicia: el Chef Ramsey, quien continúa en TLC con sus Pesadillas de Cocina, Pesadillas de restaurantes y Hells Kitchen. La televisión es para todos los gustos y si no nos agrada uno de esos programas, pues gracias a Dios no estamos obligados a verlos, simplemente hacemos zapping.