La realidad no está simplemente allí,
debe ser investigada y conquistada.»
Que la realidad supera la ficción siempre lo hemos escuchado, pero parece que en los últimos tiempos ese concepto se arraiga con mayor fuerza ante la cantidad de eventos de los que nos enteramos a través de los medios. La guerra es real, el desplazamiento es real, la migración es real, la delincuencia es real. Está bien, no necesitamos propiamente ver estos eventos reflejados en las noticias o en los programas periodísticos, pero sí nos abrumamos ante ciertos informes que se presentan y que nos obligan a llevarnos las manos a la cabeza en señal de asombro. Me ha dejado impactado el pasado episodio de Séptimo día del canal Caracol, en el cual se presentó el modus operandi de una pareja de jóvenes mujeres, hermosas por cierto, dedicadas a atracar incautos hombres a través del uso de la escopolamina o burundanga. El informe fue completo, desde la fabricación del mismo hasta las tácticas usadas contadas de viva voz por las bellas delincuentes. Sin efectos que taparan su rostro ni distorsionadores de voz, salieron en cámara tal y cual son y sin vergüenza alguna (al parecer) explicaron paso a paso su actuar, su motivación y hasta hablaron de las posibles consecuencias fatales de la droga suministrada en bebidas en medio de una noche de farra. Lo aterrador del cuento es que muchas veces ni siquiera importa lo que le pasa a las víctimas y el programa fue complementado por historias fatales de hombres que han sido engatusados por la belleza peligrosa de las burundangueras y que en algunos casos no sólo perdieron su dinero sino la vida. Obviamente el darse cuenta de lo fácil que consiguen la droga y de la forma sutil en la que la hacen llegar a sus objetivos, pone a pesar a cualquiera sobre qué tan seguros estamos en los establecimientos públicos o en qué tan confiados somos.
Vale la pena reconocer que el informe de la periodista es complejo y completo, supo llevar la historia con total claridad y parece que se ganó la confianza absoluta de las protagonistas. Este tipo de historias, las contadas por el programa dirigido por Manuel Teodoro y con un grupo de excelentes investigadores, son las que nos muestran esa cruda y fea realidad que nos rodea. Todo ello con el claro objetivo de alertar a los espectadores acerca de los terrores que nos acechan y que muchas veces vemos desde la barrera como situaciones ajenas. Creo que acá se cumple el objetivo del programa, amarillista para algunos o demasiado explícito para otros, pero en definitiva impactante. Tan impactante que el develar ciertos asuntos los ha metido en demandas y amenazas como ellos mismos lo cuentan. Así que valga el reconocimiento para este tipo de productos televisivos en los que se nota su impecable producción y su efectivísimo equipo de trabajo. Así que seguiremos esperando historias que siendo tan bien documentadas dejan el sabor que al menos algunos medios procuran la prevención o denuncian los hechos de la cotidianidad de nuestro país. Bien por ellos!
@leonardopineda