Cartagena históricamente ha sido una ciudad indolente, la gente de nuestra ciudad deja hacer y deja pasar con relativa facilidad y por ello nos encontramos rezagados en muchos aspectos.

Transcaribe lleva como siete años, nada que transita el primer bus articulado y parece que nos esperan otros años de tortura, la ciudad está llena de elefantes blancos, nos han construido «parques» de la comida caribeña y «espíritus de manglares» que hoy nos hacen burla a la vista de todos, se nos han caído puentes y nadie ha dicho nada y se han construido paraderos y puentes peatonales totalmente inoficiosos que al final se convierten en chistes y anécdotas.

Pero como dije, esto es así desde tiempos inmemoriales, tenemos ese gen del conformismo enraizado en nuestro cuerpo, aferrado a nuestra piel, aquí se han derribado grandes tramos de murallas con el beneplácito de todos e incluso a pedido de todos, se han caído barrios enteros y la gente sigue esperando ayudas que jamás llegan, se rellenan kilómetros de caños y se talan los manglares y a nadie le interesa.

Tenemos 479 años pasando las hojas así que una hoja más o una hoja menos no es problema, en todo caso sería interesante que alguna vez nos pellizquemos un poquito y tratemos de indagar cuantas hojas tiene este interminable libro de indolencias, de decidías, de apatía y de insensibilidad.