Los Hinchas del Real Cartagena definitivamente estamos jodidos, para nuestra desgracia el equipo cartagenero presenta el único caso de un equipo de Fútbol del mundo al que le es preferible jugar con las graderías completamente desiertas porque sus jugadores sufren de OCLOFOBIA, que no es más que el persistente, anormal e injustificado miedo a las multitudes y gentíos, fobia extraña que también se conoce como demofobia o enoclofobia y que estando presente en un conjunto practicante de cualquier disciplina deportiva, puede llevar rápidamente a los dueños de dicho club a la quiebra ya que las multitudes somos precisamente la razón de ser de cualquier espectáculo.

Parece una paradoja pero Real Cartagena le va a tener que terminar dando gracias a los integrantes de la barra que protagonizó los desmanes que le permitieron jugar «a Puerta cerrada».

Los jugadores del equipo que representa a Cartagena son tan mediocres que les va mejor jugando sin público tal como lo manifestó recientemente el propio Asistente Técnico del equipo, el Profesor Juan Eugenio Jiménez, quien señaló que : «Anímicamente lo que mejor nos pudo pasar es jugar a puerta cerrada. Este equipo le ha costado mucho el peso de cargar con esa posibilidad de descender» y Jiménez dio algunas otras desafortunadas declaraciones como aquellas de que el equipo «se encuentra preso en su propia ciudad» y que «No hay apoyo», declaraciones que muestran a las claras que tanto jugadores como Cuerpo técnico se encuentran «orinando fuera del tiesto», pero ya habrá lugar para que expliquen mejor sus argumentos.

El tema es que Real Cartagena ganó como siempre sufriendo y embarrándola pero al final sacó el resultado que le permite seguir soñando y eso de suyo es importante, vendrán las criticas por el manejo que de los cambios y del partido hizo el técnico Hubert Bodhert, vendrán los cuestionamientos por la irresponsabilidad de algunos jugadores como es el caso de Walter Noriega y Cesar Valoyes y habrá que corregir muchas, muchísimas cosas pero lo importante es que se rompió la racha de derrotas.

Va tocar acostumbrarnos, que importa que este año terminen jugando «A Puerta Cerrada» mientras ganen y ojala que por ahí derecho a Cúcuta y Patriotas les entre el miedo a ser perseguidos y empiecen a perder todos los partidos para ver si los podemos alcanzar.

Investigando sobre el tema me encontré con Huis Clos ( «A Puerta Cerrada») una obra de teatro creada por el filósofo Jean-Paul Sartre,  en 1944, es esta pieza escénica un hombre llamado Garcín, es llevado a hacia un cuarto, sin espejos ni ventanas y que sólo cuenta con una puerta, tres sillones, una estatua de bronce y un abrecartas, a ese cuarto son llevadas también dos mujeres  Inés y Estelle, quedando los tres encerrados bajo llave.

Mientras están en el cuarto que es algo así como la representación del infierno, las tres personas esperan ser torturadas, pero no aparece torturador alguno. En lugar de eso, ellos descubren que están ahí para torturarse entre sí. Cada uno de los personajes tiene algunos pecados que los atormentan por ejemplo, los pecados de Garcin, son la cobardía y la canallería.

Esta obra parte de la idea de que la mirada del otro es aquello que desnuda, que muestra al otro la realidad del ser. Para Jean Paul Sartre, su autor, «la mirada del otro es el infierno».

Algo parecido les ocurre a los jugadores del Real Cartagena que se enfrentaron «A Puerta Cerrada» en contra del equipo deportes Quindío,  pero realmente se estaban enfrentando a sus propios miedos, a sus propios errores, a sus propios pecados y huían de la mirada escrutadora de «los otros» que en este caso somos sus hinchas.

Mala vaina cuando un equipo se siente mas cómodo alejado de su público y escondido de la crítica, mala cosa cuando no se tiene la hombría suficiente para enfrentar los inconvenientes y los problemas.

Estas dos obligadas fechas que le impusieron al Real Cartagena para apartarse del «mundanal ruido» ojala le sirvan también a todos los jugadores para reflexionar sobre el futuro y para cuestionarse sobre la profesión que escogieron en la vida.

Si al final la conclusión es que sin público sienten menos presión y pueden salir del hueco en el que se encuentran, invito a los hinchas a que los dejemos lo más solos posibles para que puedan ejercitar «el libre desarrollo de su personalidad», pero después que esta temporada acabe y si ojalá seguimos en la A, todos estos señores deben marcharse en busca de otra profesión porque desafortunadamente para ellos, el fútbol fue diseñado para jugarse con público y todos los equipos de fútbol NORMALES así lo hacen.

Por último, no creo que por muy ineptos que sean los directivos del equipo prefieran un estadio vacio a uno lleno, no creo que prefieran un equipo sin fanáticos a los cuales engañar y traerles la cantidad de paquetes que les han conseguido todos estos años…Al final la gracia está precisamente en poder engatusar a los incautos y para esto necesitan que existan hinchas.