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Cine

Lo que le está pasando al Real Cartagena parece una película de terror, así le escuchaba decir el viejo Raúl a uno de sus nietos mientras escuchaba a varios de los amigos mentarle la madre arriba y abajo a un tal Rendón. Raúl no era muy amante del fútbol, muy pocas veces había asistido al estadio Pedro de Heredia, él era fanático empedernido del béisbol desde tiempos inmemoriales, eran incontables las veces en que había ido al estadio Once de Noviembre a ver las ejecutorias de los que fueron sus ídolos y decía que no había visto mejores peloteros que Chita Miranda y Abel Leal.
Pero de tanto escuchar a sus nietos y a sus vecinos y de leer en los periódicos de la ciudad sobre los continuos descensos del Real Cartagena y los muchos años que llevaba sumido en el “infierno” de la B, había alcanzado a cogerle hasta cariño al equipo auriverde y deseaba que la pesadilla terminara y que alcanzara a ascender para que volviera a codearse equipos del fútbol profesional Colombiano como Nacional, Junior, América o Millonarios equipo éste en el cual militó un espigado cartagenero nacido en el barrio San Diego, el gran Jaime Morón, como le comentaron que ahora se llama el estadio.
Una Película de terror como las muchas que vio en su juventud y mientras recordaba algunas de ellas, se metió la mano al bolsillo y sacó un billete arrugado de 5.000 mil pesos al tiempo que le preguntaba a su nieto más pequeño qué cuál película buena estaban dando en los cines de la ciudad y los nombres que le dieron no le llamaron la atención, pensó que ya el cine no era como en su época. Bastante cine que ha visto en esta vida, a sus 90 años el viejo Raúl, que parece que tuviera 70,  cree no poder sacar la cuenta de la cantidad de películas que alcanzó a contemplar en prácticamente todos los cines que han existido en la ciudad de Cartagena. Su afición por el séptimo arte se lo inculcó su padre el Viejo Ramón quién desde que Raúl tenía 7 años lo convirtió en su cómplice y lo introdujo en el maravilloso mundo de las películas más como un pretexto para demostrarle ese amor, que con palabras le era difícil expresar.
La aventura inició en el teatro Rialto, fundado en el año 1927 en la ciudad de Cartagena, precisamente el año de nacimiento de Raúl, fue en ese lugar donde escuchó a su padre hablar del Señor Belisario Díaz, uno de los pioneros del cine en la ciudad, fue también en ese teatro donde en el año 1933 actuó el inmortal Carlos Gardel días antes de morir en Medellín al estrellarse la avioneta en la que viajaba.
Para Raúl también se hizo familiar escuchar y leer en la prensa sobre las películas que el Famoso Circuito Velda exhibía en los cines administrados por la familia Vélez Piñerez, y presenció obras musicales en el Teatro Heredía, y veladas de boxeo en el Circo Teatro o Plaza de la Serrezuela en el barrio San Diego y también supo que en el año 1941 se inauguró el Teatro Cartagena, que fue también el cine en donde observó más y mejores películas y en donde también ya un poco mayor asistió a más de una velada de elección y coronación de la Señorita Colombia y supo que allí cerquita quedó el Teatro Variedades al que desafortunadamente nunca pudo ir.
Y vio películas de “chinos” en el Teatro Padilla y por primera vez pudo ver una película de “El Santo, el enmascarado de Plata” en el teatro Colon y como olvidar que donde hoy queda el “San Andresito” de la ciudad, existió el famoso Teatro Granada , Hombe y que más adelantico, casi frente a Bazurto, estuvo el Teatro Colonial en donde hoy queda un centro comercial del mismo nombre y que cruzando la avenida Pedro de Heredía, por ese mismo sector, por allí por donde después se construyó la desaparecida “loma de Bazurto” hubo un teatro, llamarse Teatro Capitol muy diferente de aquellos que posteriormente estuvieron en el centro en el sector de La Matuna.
A Raúl se le “aguaraparon” los ojos pero a la vez se llenaba de alegría y de infinita nostalgia al recordar esas épocas de antaño y al rememorar como si fuera hoy, el cine rotativo del “Radio Centro Miramar” o “cine Miramar” obra magna del Gran Víctor Nieto Nuñez, creador del Festival de Cine de Cartagena y el Teatro San Roque al lado de la Ermita del mismo nombre en el sector de la Media Luna y el entrañable Teatro España en ese popular barrio de la ciudad, el Teatro Miryan en el Bosque cerca al Colegio Fernández Baena, recordaba también que en el Bosque hubo otro popular teatro llamado “América”.
Raúl fue privilegiado, nació en el Maravilloso Barrio de Canapote, sector rico en historia, barrio de consumados peloteros que cultivaron su amor por el béisbol desde la sin igual Plaza adornada por la Iglesia de San Agustín y al fondo por la Gran Cruz de Mayo y fue privilegiado porque en dos de los barrios circunvecinos más cercanos hubo cines de los buenos. En Torices en el Sector del Papayal detrás de la mole que hoy ocupa un popular almacén de Muebles estuvo el “Teatro Variedades” (al que si pudo asistir) y más “abajito” cerca al sector de “el Cañito” en toda una esquina estuvo el imponente “Teatro Caribe” y en Torices también estuvo el Cine Cultural “Anita” en el sector del Paseo de Bolívar y si tomaba hacía el norte cruzando la loma de “Saladen” un poco más allá del colegio del Profesor Madrid, frente a la tienda “La Lomita” podía ver películas mejicanas y de artes marciales en el “Teatro Atenas” y lo bueno de todo era que podía irse a pie, pero solo era coger un busecito de madera y ya estaba en Manga cerca de la Cuarta Avenida en el “Cine Manga” o que tal ir a lo Amador al teatro “El Dorado” en aquel playón donde después se construiría Astemaco y también en Lo Amador, aquel teatro con un hermoso nombre “El Laurina” . Otros Cines culturales que llegaron a su memoria fueron el “San Fernando” en uno de los salones del Hotel Caribe a la entrada de Bocagrande y el “Teatro Olimpia” al interior del Colegio de la Esperanza.
Las imágenes se agolpaban en su mente y vino a su recuerdo el gran Galpón del Idema en Blas de Lezo, prácticamente el primer centro comercial para los pobres de la ciudad en donde se conseguía a precios irrisorios “el arroz del Idema”, gran variedad de granos y una leche muy parecida a los que hoy se conoce como “Bienestarina” , pero lo que recuerda con más cariño es que luego de hacer las interminables filas para adquirir los productos, el viejo Ramón inmancablemente aprovechaba para que vieran en la tardecita una película en el Cine “Don Blas” que quedaba pegadito a las bodegas y en los barrios populares como el “Caimán” hoy barrio Olaya Herrera siempre a diferencia de hoy en día existía la oportunidad de ver una película en el “Teatro Minerva” .
Pero realmente en los teatros en los que más vio cine fue en los del centro, frente al camellón de los Mártires, en los que se cruzó en innumerables ocasiones con dos de los más grandes cinéfilos de la ciudad, el inmortal periodista deportivo Melanio Porto Ariza y el “Champión” Rodrigo “Rocky” Valdez, asiduos visitantes de los teatros “Bucanero” y “Kalamari” en cuyas alargadas salas degustó de las más grandes películas del cine mundial. Y qué decir de las funciones rotativas del Cine “La Matuna” y las dobles funciones del Cine “Capitol 1”, bueno y todo hay que decirlo, de vez en cuando más por curiosidad que por morbo también alcanzó a verse una que otra película de contenido triple XXX en el nunca bien ponderado “Capitol 2” .
Ya más recientemente hizo su periplo por las modernos pero impersonales salas de los centros comerciales las primeros de estas en el Centro Comercial Bocagrande, luego en Los Ejecutivos, la Castellana y La Plazuela . Hoy con los nietos va a los cines de Caribe Plaza, el Centro Comercial San Felipe, el Nao y Bocagrande Plaza en el sector turístico de la ciudad y en Ternera en el Centro Comercial San Fernando, más que todo acompañando a los muchachos a ver películas “de muñequitos” .
Hubiese querido contarles a los nietos sobre todas estas tardes y noches de magia y de fantasía pura pero vuelve a mirarlos corriéndole la madre a un tal Rendón y sonríe tristemente al comprobar que ellos están en su propia película de terror llamada Real Cartagena.

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