En mi humilde opinión, uno de los mejores libros sobre administración es uno publicado en año 2002 llamado Execution: The discipline of getting things done (que podría ser traducido al español como Ejecución: La disciplina de hacer el trabajo). Este libro escrito por Larry Bossidy, ex General Electric y AlliedSignal; y Aram Charan, consultor de empresas, explica cómo manejar los tres pilares de la ejecución: gente, operaciones y estrategia.

Liderar estos tres pilares es el verdadero trabajo de dirigir un negocio, no formular una «visión» y dejarles a otros el trabajo de llevarla a cabo. Bossidy y Charan muestran la importancia de estar profundamente comprometido con una organización y de por qué los diálogos sólidos sobre las personas, la estrategia y las operaciones son absolutamente necesarios para realizar los ajustes que permitan el éxito en el negocio.

El trabajo más importante del líder: seleccionar y evaluar a las personas, nunca debe delegarse. Como CEO, Larry Bossidy realizaba personalmente las llamadas para verificar las referencias de las contrataciones clave. Las personas trabajan juntas para crear una estrategia en sintonía con las realidades del mercado, la economía y la competencia. Una vez que se escoge a las personas y la estrategia correcta, se vinculan a un proceso operativo que resulta en la implementación de programas y acciones específicas con responsabilidades individuales.

El libro entrega un modelo bastante completo de lo que un líder debe hacer para asegurar el cumplimiento de los objetivos organizacionales, que no creo que sea el caso discutirlo en este artículo. Si les interesa el tema les sugiero que lean este libro. Es realmente una excelente lectura para todos quienes tienen responsabilidades como líderes en cualquier organización.

Lo cierto es que, en general, ejecutivos que posean grandes habilidades de liderazgo y ejecución son muchísimo más escasos que aquellos que tienen marcadas habilidades en la concepción y desarrollo de estrategias de negocios. Me atrevería incluso a afirmar que las habilidades de liderazgo y ejecución tienden a ser muchísimo más enfocadas en las tareas («make things done») que en el desarrollo intelectual que significa el realizar una brillante estrategia.

Cada una de ellas mueve diferentes músculos y áreas del cerebro, por lo que definitivamente quienes tienen una marcada orientación hacia la estrategia tienden a ser personalidades muy diferentes a quienes han sido exitosos en la ejecución de negocios. Los estrategas se sienten extremadamente cómodos en la investigación, las finanzas, los libros y la información numérica mientras que los ejecutores tienen un especial gusto por las relaciones humanas, el trabajo de campo y la consecución de resultado exitosos.

Esto es importante porque las competencias que se requieren en cualquier negocio se encuentran en ambas áreas, tanto en la estrategia como en la ejecución. Si usted se visualiza como un gran estratega pero un pésimo ejecutor, entonces le sugiero que contrate a un probado gerente general con experiencia exitosa en la implementación de negocios. De igual forma, si usted es un excelente ejecutor pero un regular estratega, entonces trate de conseguir un profesional que actúe como presidente de la junta de accionistas o como asesor en temas de estrategia.

Como dijo don Miguel de Unamuno, “lo que natura no da, Salamanca no presta”.