«Yo te voy a decir lo que pienso de este señor…» vociferaba un renombrado ejecutivo de la industria de construcción, refiriéndose a un poderoso ejecutivo de la competencia. «Este señor es un hampón y no entiendo como no esta preso aún…», mientras continuaba con «usted sabe Reynaldo, yo digo las cosas como son y realmente me importa un cuesco lo que la gente piense de mí…»

Realmente, ¿lo que el resto del Universo piense de nosotros no nos debería importar?. ¿“Yo soy como soy y no me importa lo que digan de mi”, es una estrategia inteligente?.

En este planeta, las cosas, las personas y las empresas son lo que colectivamente la gente piensa de ellos. Un hotel será catalogado como deficiente cuando una mayoría opine lo mismo y una persona será catalogada de ‘mal tipo’ bajo el mismo proceso social.

Las opiniones de terceros predisponen al ser humano y en una buena parte terminan convirtiéndose en profecías autocumplidas. Si un personaje me dice que la atención del hotel es extremadamente deficiente, seguramente me va a predisponer (inconscientemente) a encontrar una muy mala atención en el hotel. Si dos o 3 personas de un equipo piensan que no eres un tipo confiable, seguramente hará prevenir a resto del equipo a confiar información contigo.

Es por esto que es tan importante lo que el resto del mundo piensa de nosotros. No se trata de ser quien no somos, sino de ser (o intentar al menos) alcanzar nuestra mejor versión como ser humano.

Mentir, no pagar deudas, hablar mal de otros, comportarse como un patán, involucrarse comercialmente con delincuentes, sentirse superior a otros, no cumplir con tu palabra entre una larga lista de comportamientos que funcionan como asesinos de imagen deben ser evitados o deben ser corregidos. Es un proceso continuo y consciente, un esfuerzo diario de mejora.

También es importante evitar caer en el facilismo de intentar demostrar lo que uno no es o no tiene. Intentar hacerse pasar por millonario o playboy cuando no se tienen los recursos para ello, genera exactamente un efecto de imagen inverso al que se quiere lograr.

Intentemos lograr nuestra mejor versión de nosotros mismos. Somos únicos, irrepetibles y somos, afortunadamente, perfectibles.