La sociología desvela un intrigante fenómeno en el contexto de las elecciones: las expectativas y su impacto en la toma de decisiones de los votantes. En este sentido, la satisfacción de las necesidades básicas juega un papel crucial en la conformación de las expectativas electorales. Cuanto mayores sean las carencias a nivel alimentario, por ejemplo, más elevadas serán las expectativas depositadas en los candidatos.
Si una familia se encuentra limitada a dos comidas al día, es probable que su elección recaiga en aquel candidato que prometa una comida adicional para todos aquellos que carecen de ella. Sin embargo, si este candidato no cumple con su promesa, los votantes buscarán alternativas en otros candidatos que ofrezcan la misma solución, aunque no pertenezcan al mismo espectro político. En caso de que ningún candidato haga una oferta en relación a la alimentación mínima garantizada, los votantes podrían optar por una opción completamente distinta a la anterior, en busca de una satisfacción que aún no han experimentado.
Mi propia elección, afortunadamente, se basa en consideraciones más ideológicas y valores personales, ya que mis necesidades básicas no están en juego en las elecciones. Mis votos suelen respaldar a aquellos candidatos que comparten mis creencias y enfoques, independientemente del rendimiento del gobierno en turno.
Por lo tanto, es fundamental seguir el principio de «prometer poco y cumplir mucho», tal como dicta el dicho americano. Esta estrategia permite establecer expectativas realistas y alcanzables, lo que a su vez conduce a la satisfacción de los votantes.
Este patrón de comportamiento electoral explica los «swings» que hemos observado en recientes elecciones en Chile, Italia, Colombia y lo que parece estar tomando forma en Argentina. En todos estos casos, la decepción ha surgido debido al incumplimiento de las promesas electorales. La demagogia se convierte, por lo tanto, en la principal responsable de este efecto pendular en la elección de líderes políticos.
Es esencial comprender este fenómeno en nuestra sociedad actual, donde a menudo votamos por demagogos en lugar de buenos gobernantes.