Con el quinto grupo de víctimas que viajó a La Habana la Mesa de Negociación se abrió a una nueva oportunidad de anclar el proceso de paz en la sociedad colombiana, de hacerles/hacernos copartícipes y promover una defensa social y colectiva de la salida negociada al conflicto interno colombiano.

Fuimos 60 las personas que viajamos a la isla pero por el contrario de lo que se pueda imaginar no fuimos a llevarles un drama ni a exponernos en una pasarela de tragedias, fuimos a traernos la negociación para fundirla en el seno de la sociedad colombiana. Nos la trajimos para multiplicarla, difundirla, explicarla en todos los rincones de esa Colombia plagada de víctimas. La paz no era ni es responsabilidad exclusiva del Estado y la Insurgencia, les dijimos. Nos movió la firme determinación de que aquello que ocurrió con seis millones de personas como nosotros/as no se vuelva a repetir, más que redimir la víctima de ayer y de hoy queremos evitar la víctima de mañana.

Ahora que finalizaran las delegaciones queda la pregunta ¿Están, el Estado y la Insurgencia, en disposición de abrir las puertas de la Negociación para que la sociedad colombiana asuma la responsabilidad y el reto de la reconciliación?. No tengo la respuesta, intuyo y espero que si, pero estamos a la expectativa de los próximos desarrollos. Ahora es la Mesa de Negociación y el Presidente de la República quienes deberán dar un paso más que materialice toda la enorme experiencia conseguida con la visita de las víctimas a La Habana. No hace falta mayores elaboraciones para perfilar el camino, esas cinco delegaciones se encargaron de delinearlo en las propuestas que dejaron a consideración de las y los negociadores.

El elemento común en todas ellas fue la urgencia de una pedagogía de paz que traduzca el Proceso, para una gran mayoría un tema distante e incierto, al lenguaje y la visión coloquial de cada sector social. Es un trabajo que debe partir de la sociedad civil para la sociedad civil. Es la tarea de explicar y entender en que afecta a la vida diaria de cada persona lo que se discute en La Habana. Todos y cada uno de nosotros entendió que ese puente lo pueden y deben tender las víctimas y que ello le daba un verdadero sentido a esas cinco delegaciones.

No es suficiente con un acuerdo de paz, hace falta el pleno convencimiento de la sociedad civil de que puede superar los resentimientos y odios para cerrar definitivamente el episodio de la violencia. Nuestro gran reto está en lograr ese convencimiento colectivo de la reconciliación. Todos sabemos que al día de hoy la refrendación de los acuerdos no estaría garantizada si las urnas hablaran.

Que no se quede en el tintero

No conozco el detalle sobre propuestas sustantivas de las otras delegaciones, pero de la cuarta delegación en la que participé quiero destacar:

Que las partes expresaron su voluntad de acordar el protocolo de desminado y eliminación del reclutamiento forzado tanto de menores como de adultos (Si es forzado supongo que debería entrar el Servicio Militar Obligatorio…ese será tema de otra reflexión).

Una segunda propuesta tiene que ver con la creación de una subcomisión de la Mesa de Negociación, con la participación técnica de ACNUR, que elabore un documento con las recomendaciones para la gestión integral del exilio y la migración colombiana. Recordar que casi 6 millones de personas viven fuera de las fronteras nacionales y alrededor de 400 mil son refugiadas.

En cualquier caso es necesario que nada de esto se quede en el tintero, la sociedad colombiana tiene motivos objetivos para la esperanza, el cese al fuego indefinido de las FARC es uno de ellos, los cambios en la política del hemisferio con el anuncio de reanudación de relaciones entre EU y Cuba es otro, los resquicios de la guerra fría se van diluyendo en una nueva época donde la violencia, de cualquier tipo, tiene menos cabida. Pero justamente es ahora cuando toca blindar el Proceso de Paz de quienes quieren reventarlo y hacer de la sociedad civil el mejor escudo, creo firmemente que nosotros/as estamos preparados.

@jc_villamizar