No veía llover hacía 61 días y de repente comenzó a llover todo, torrentes de agua y recuerdos también, cayeron hasta ballenas jubarte y se quemaron los cables de la luz, ahora estamos a oscuras, se mojó la ropa colgada y el recuerdo borroso que me quedaba de tu rostro también, me llovió la incertidumbre por algunos segundos pero me le adelanté y la confundí con un tecito de fé.

Llovieron invitaciones a pasar frío, beber cerveza y bailar forró en la calle pero no estoy tan loca como para decir que sí, mientras la vecina descubría una nueva gotera siguió lloviendo y entonces deseé fuerte que por tu lado no escampe, que ojala te llueva peor, que se te entre el agua y se te moje el colchón.

Me tragué un chocolate Bis o seis ya no estoy segura y de repente me gusta que llueva y me parece hasta romántico, me abrazo fuerte a la cobija y entonces cambió de opinión, deseo que no te llueva más, que tengas días de sol y calor, que te sea verano siempre y que si se te alcanzo a mojar el colchón que por lo menos lo puedas sacar al sol.