Por desgracia, son multitud de especies animales las que se encuentran a día de hoy en peligro de extinción en nuestro planeta. Una penosa circunstancia que no podemos achacar a la Tierra, cuyo perfecto diseño no lo tenía entre sus planes, sino a la negligencia humana y a su acción directa o indirecta: destrucción de su hábitat, desforestación, calentamiento global, caza indiscriminada…
Aunque vamos a mostrarte la lista de las 10 especies en estado crítico de conservación, no olvides que existen otras fascinantes a las que solo la adopción de unas ambiciosas medidas protectoras podrá salvar de pasar a formar parte de nuestra historia reciente.
- El oso polar. En el caso de que las capas de hielo del Ártico se sigan reduciendo como lo vienen haciendo hasta ahora, en 50 años este sensacional plantígrado blanco existirá únicamente en nuestra memoria. Para entonces, esa región podría haber perdido toda su masa “terrestre”, que sirve de hogar a este gigante blanco. En la actualidad su población se reduce a 25.000 ejemplares que usan plataformas flotantes para cazar su primordial alimento, las focas.
- El tigre de Bengala. El segundo tigre más grande del mundo, tras el siberiano, habita en manglares entre Bangladesh y la India. Detrás del diezmo de su población se encuentran el cambio climático y el crecimiento del nivel del mar, de modo que para el año 2060 se habrá perdido casi el 70% de su hábitat. Su alarmante situación actual ha propiciado la creación de nuevas reservas para preservar tan impresionante especie en la India, amenazada también por los cazadores furtivos.
- El gorila de montaña. Los primates que la actriz Sigourney Weaver nos acercara en el emblemático film “Gorilas en la Niebla” tampoco pueden dormir tranquilos. No en vano, su carne y los souvenirs fabricados con partes de sus cuerpos, que se comercializan a precios desorbitados, son las causas sustanciales de este desastre. La paulatina desaparición de su hábitat natural, los bosques, tampoco está sirviendo de ayuda. Se estima que son en torno a 600 los ejemplares que restan, distribuidos por diversas partes de África.
- El leopardo Amur. 40 es el insignificante número de estos magníficos felinos que resisten estoicamente a la extinción, a la que parecen tristemente abocados. Los cazadores furtivos son en este caso la esencial causa de la desaparición de unos animales cuyo moteado pelaje hace las delicias de los coleccionistas sin escrúpulos.
- El elefante de Sumatra. El enorme paquidermo cuyo nombre nos transporta a lugares recónditos y paradisíacos, es uno de los animales más grandes del planeta. Según el Fondo Mundial para la Naturaleza, su población también habría disminuido un 70% en las últimas décadas. La selva de Indonesia es el marco que alberga a los últimos 1000 ejemplares que quedan con vida, pues los cazadores de marfil han hecho estragos entre ellos.
- El canguro. Estos icónicos saltarines australianos podrían dejar de deleitarnos de aquí a unos años. La razón principal es que los expertos calculan que nos separan dos grados de que la temperatura ocasione un efecto devastador entre sus poblaciones. De calentarse más y prolongarse las estaciones secas, al tiempo que los niveles de precipitaciones se hacen más imprevisibles, se acabarán los pastos con los que estos marsupiales se alimentan.
- La ballena. La cacería comercial y para supuestos fines “investigadores” a la que Japón viene sometiendo a este mayúsculo mamífero cetáceo amenaza su subsistencia. A esta circunstancia hay que añadir el tráfico y la contaminación de los mares, el cambio climático y fenómenos del calibre de “El Niño” y “la Niña”. Las especies cuya seguridad se ve más comprometida son la jorobada, azul, fin, franca, cachalote y sei.
- La tortuga marina. De más que inquietante puede calificarse también la situación de estos reptiles del mar, a los que la pesca comercial y la destrucción a manos del hombre de sus áreas de anidado en las playas están poniendo las cosas muy difíciles. 150 millones de años habitando la Tierra no es óbice para que el descenso de las tortugas marinas del Pacífico sea un desalentador ejemplo de extinción. Su desaparición es casi tan rápida como lo fuera en el siglo XIX la del bisonte en América del Norte.
- El atún rojo. Síntomas de debilidad ha mostrado también en los últimos años este pez migratorio que suele encontrarse en el Mediterráneo y en el Atlántico. ¿El motivo? La utilización del que se considera un auténtico manjar gastronómico en el sushi de calidad del mercado. Por suerte, se ha establecido una prohibición temporal a su abusivo consumo para tratar de frenar su desaparición.
- Los pingüinos. Aunque todavía tenemos la dicha de poner contar con bastantes ejemplares, estas aves marinas no permanecen ajenas a las consecuencias del calentamiento global y del deshielo. Al migrar, muchos están muriendo en el camino. Es por ello que algunas de sus especies hayan entrado en la lista de animales en riesgo de extinción en concretas zonas del planeta, como el Polo Norte.
Algunas otras especies que, de no poner en marcha los adecuados programas de acción, podríamos ver solo en fotografías son:
- El lince ibérico
- El oso panda
- El rinoceronte de Java
- El orangután
- El albatros
- La mariposa monarca
- El cóndor californiano
- El hurón de pies negros
- El perezoso
- El camello bactriano
- La rana morada
- La vaquita marina
- La foca
- El delfín