Más de 250 personas disfrutaron de la fiesta de Los Amigos de La Salsa celebrada el pasado domingo 10 de abril. Esta rumba, que va en su edición 14, ya tiene nombre y prestigio propio, no solo en Bogotá. Su éxito y convocatoria ya se comenta en todo el país.
Cada cierto tiempo, sus organizadores -entre los que hay dueños de sitios de rumba y coleccionistas- se reúnen en un lugar de la capital colombiana para, junto a varios melómanos, deleitar en un matiné dominguero a los bailadores y amantes de la salsa.
Cada coleccionista debe llegar con anticipación al lugar para inscribirse y poder programar. Es tanta la convocatoria de Los Amigos de La Salsa que llegan hasta 60 personajes con sus discos buscando ‘pinchar aguja’. Durante el evento la ronda puede ser de dos o tres canciones por participante.
Mambos, descargas, boogaloos, guajiras y uno que otro cha cha chá hacen parte del repertorio que se pone desde el vinilo. La tornamesa está a cargo de Hernán Cabal Hidalgo del bar Son Piragua, uno de los gestores de este magno evento, y la presentación de cada programador está a cargo de Jaime Márquez.
“La rumba de los amigos de la salsa es sentimiento, es amor, es cordura, es una participación, en donde toda la comunidad salsera puede hacer parte. Aquí caben todos los melómanos y los coleccionistas, no importa si la colección es de 500 o 5 discos, cualquier persona puede participar, la idea es compartir”, destaca Hernán Cabal.
Además de Jaime y Hernán, otras personas que hacen parte de Los Amigos de la Salsa son: Hernando Zabaleta, propietario de Rumbón Melón; Gissela Moreno de Salson, Salsa Bar; Diego Galeano, de Salsa Bar Sócrates; José Álvarez, de Baranoa Bar y Wilson Vergara, de Son Piragua.
«Cómo la gente pide boogaloo, el boogaloo lo traigo yo… Soy el rey del bogaloo, soy el rey del bogaloo… el rey soy yo», se escucha en el salón y la gente salta de emoción y empieza el danzón y el coro. Todo es hermandad.
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La rumba va hasta pasada la media noche o hasta cuando el cuerpo, la aguja y los surcos de los discos aguanten.
«Es un evento para reencontrarse con los amigos salseros, aquí no se vale que tengas el disco más costoso, aquí lo que vale es que la gente baile, esto es la rumba. Todos cabemos y la hermandad está siempre presente», manifiesta uno de los asistentes, al instante que no deja pasar canción para azotar baldosa y brillar chapa como en las mejores épocas de los matinées salseros bogotanos.
Andrés Sánchez, miembro de la Fundación Héctor Lavoe, señaló sobre el evento que “la gente se divierte mucho y es muy emocionante montarse en la tarima y con cariño y decoro colocar una pieza musical cuyo único objetivo es el gozo y matizar emociones”.
La próxima cita es en agosto, así es que si tiene algún disco que quiera escuchar, no olvide llegar temprano, inscribirse y esperar su turno para programar.
Los amigos
No podía dejar pasar estas línea para destacar que una de las mujeres mejores vestidas para esta ocasión fue la bailarina vieja guardia Teresa Cardona, y obviamente su parejo, don José Pachanga; también quiero extender un saludo a todos los integrantes del grupo Amalia Bembé: César Vanegas, Cafeterito, Edilberto Chaparro, Edwin Rodríguez, Gina Reyes, Juancho, Parmenio, Sergio Pineda, liderado por Juan Carlos Ospina Cruz.
@CeronBastidas