Fueron más de 30 años sin escuchar y ver en vivo al Grupo Niche, sequía que terminó el pasado domingo 20 de marzo en la plaza principal del municipio de Fusagasugá, Cundinamarca.
Todo estaba servido, la tarima estaba dispuesta y la gente agolpada para celebrar el cumpleaños número 430 de la Ciudad Jardín de Colombia, cuna del ciclista Lucho Herrera. Solamente se estaba a la espera de que el animador de turno anunciará que la agrupación salsera ya estaba lista.
«Buenas noches Fusagasugá, este es su Grupo Niche», se escuchó por los potentes parlantes, seguidamente empezó la rumba y de paso empecé a recordar y a escuchar a ese Grupo Niche que me enamoró.
Con la canción No se te ven las ganas, empezó un bello concierto que terminó casi hora y media después.
¿Por qué será que el viento lleva nubes a cualquier lugar? / Y solo él sabe dónde lloverá / ¿Por qué tú, cuando te llamo yo / Por qué no respondes? / ¿Por qué te me niegas? / Algo está pasando entre los dos / Algo que no alcanzo a comprender, amor / Algo que no alcanzo a descifrarlo bien / Y nadie te conoce como yo / No se te ven las ganas / No se te ve la voluntad / No se te ve el deseo /.
«Qué bandota es este Grupo Niche, suena igual que en los discos originales!», gritó uno de los asistentes, mientras se deleitaba con el solo de trombón interpretado por Edwar Montoya, en la icónica canción Ana Milé.
Esta parte me recordó esa combinación tan bárbara de trombón y trompeta que ha sido una de las constantes en la agrupación y que quedó plasmada en diversos temas como La negra no quiere, Para mi negra un son, Lamento Guajiro, el mismo Cali Pachanguero y muchísimos más.
Y hablando de este último tema, aún retumban en mis oídos los bellos pregones que adaptaron para este concierto y que no hicieron que se perdiera la esencia de ese Grupo Niche que me enamoró.
La plaza de Fusagasugá estaba casi llena y el reloj ya rondaba más de la 1 de la mañana del lunes festivo y la gente ahí, algunos con las caratula de los discos que hicieron grande a esta agrupación salsera y otros más azotando baldosa a su manera y cantando a grito herido las bellas letras que escribió el maestro Jairo Varela.
Mientras esto sucedía en una de las pantallas se veía en un holograma el rostro del compositor chocoano y justo en ese momento mis ojos se aguaron.
Así me despedí nuevamente del Grupo Niche, como aquella noche en Corferias, hace más de 30 años cuando salió al mercado el álbum Tapando el Hueco.
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