Para el 2020 Gartner predice que habrá 20,800 millones de dispositivos conectados en todo el mundo. Además de consolidarnos como una generación hiperconectada, que produce grandes cantidades datos, ¿cuál es la utilidad real de esta tecnología en términos ambientales? Y sobretodo ¿cómo lo virtual permea el mundo real? ¿Nos ayudará a cuidar más los recursos naturales? ¿A reducir lo niveles de contaminación? ¿A contrarrestar los efectos del cambio climático? En últimas ¿podrá mejorar nuestra calidad de vida?

Puedo asegurarles que las oportunidades son enormes y ya existen varios emprendimientos tecnológicos que han comenzado a darle forma a este panorama en el que la tecnología y el medioambiente se entrelazan; algo de lo que me entusiasma mucho hablar en esta entrada.

El Internet de las Cosas (IoT) se encuentra relativamente en una etapa inicial de desarrollo, pero ya está teniendo un impacto muy importante en la sostenibilidad y contribuye en la protección del medioambiente. Por lo que los datos no sirven solo para ambiciosas campañas de marketing y publicidad, sino que también pueden ayudar a monitorear el consumo de energía de los hogares o incluso identificar áreas en riesgo de deforestación. Gobiernos y ecologistas pueden aprovechar sus beneficios para rastrear tendencias dañinas en los ecosistemas de mayor riesgo, así como a reducir el consumo de energía doméstica y los desechos. Aquí les doy unos ejemplos:
Soluciones de energía inteligente
El uso más común del IoT en la protección del medio ambiente está en los sistemas domésticos inteligentes, los cuales proporcionan a los propietarios de las viviendas conveniencia, comodidad y la capacidad de gestionar el consumo a través de dispositivos conectados.
Un buen ejemplo es el termostato conectado de Honeywell, que puede comunicarse con los dispositivos móviles habilitados para la geolocalización, con el fin de determinar cuándo encender o apagar la calefacción central para ahorrar energía. Este tipo de soluciones de energía inteligente proporcionan visibilidad de los datos de consumo y facturación en tiempo real, lo que ayuda a los consumidores ahorrar recursos, mientras que las compañías de energía y servicios públicos pueden equilibrar mejor la producción para satisfacer la demanda real. Estos sistemas también generan eficiencia operacional en cuanto a que requieren menos visitas del servicio de mantenimiento para medir los medidores, lo que da como resultado la reducción de los costos de mano de obra.
Antídoto contra la tala ilegal
Uno de los proyectos ambientales que aprovechan el poder del IoT es la asociación de Gemalto con Cargo Tracck para combatir la tala ilícita de bosques. A través de un chip que se ubica en árboles de la selva amazónica, éste permite rastrear el movimiento de los árboles cortados, facilitando su ubicación y la acción de las autoridades. Esto contribuye a que los gobiernos sudamericanos puedan combatir con eficacia esta actividad ilícita para prevenir la deforestación.
Control de emisiones
El potencial de la tecnología del IoT para ayudar a la sociedad a mejorar la salud ambiental de nuestro planeta es enorme. Incluso vemos dispositivos como los monitores de tablero inteligentes de Ashwood Lightfoot para vehículos conectados que ayudan a administrar el consumo de combustible y, por lo tanto, las emisiones.
Por el acceso universal a la energía sostenible
Más de mil millones de personas en todo el mundo viven sin acceso a la electricidad. En respuesta, la ONU lanzó recientemente una iniciativa para apoyar su Meta de Desarrollo Sostenible # 7: acceso universal a la energía sostenible. En los países en desarrollo, a menudo es demasiado costoso construir las carreteras, instalar los cables y desarrollar la infraestructura necesarios para las redes eléctricas tradicionales.
Solarkiosk, una empresa alemana, diseña y suministra energía solar y puntos de venta retail a comunidades fuera de la red. Estos equipos tienen la capacidad suficiente para cargar alrededor de 150 teléfonos móviles al día, alimentar pequeños electrodomésticos, como computadoras portátiles, y hacer funcionar refrigeradores solares con alimentos perecederos y medicamentos. A fines de 2016, Solarkiosk ejecutó 150 proyectos en 11 países y proporcionó servicios energéticos a 1,5 millones de personas, desplegando sus servicios donde las personas más lo necesitan, como en las zonas rurales remotas del África subsahariana, así como en los campamentos de refugiados de Oriente Medio.
Visión a largo plazo
Este tipo de iniciativa es la prueba de que el IoT ya está impulsando una serie de proyectos medioambientales de vital importancia. Brinda a las empresas, a los legisladores, a las organizaciones medioambientales y a otros una inmensa oportunidad de desarrollar soluciones más inteligentes, mucho más ecológicamente beneficiosas y que en últimas mejores la calidad de vida de las personas.