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Proteger el medio ambiente ya no es solo una moda. Hoy más que nunca las personas, especialmente los jóvenes, han tomado conciencia de la necesidad de ejecutar acciones serias para evitar el impacto del cambio climático en la vida diaria; y la tecnología tiene el potencial para superar los desafíos ambientales que enfrenta el mundo.
Actualmente, el esfuerzo para proteger el planeta hace parte de los planes de las empresas tecnológicas. La encuesta de sostenibilidad en empresas tecnológicas de KPMG señala que el 50 por ciento de estas compañías reconocen en sus resultados financieros el riesgo del cambio climático, superando a otros sectores.
De hecho, las nuevas banderas de las empresas de tecnología están enfocadas hacia el compromiso con el cuidado medioambiental y tienen en la mira el apoyo de acciones que puedan asegurar una cadena de producción que no se desligue de la sostenibilidad.
Los planes de acción están enfocados, en gran parte, hacia la reducción de la huella de carbono, siendo así consistentes con el objetivo del Acuerdo de París de limitar el calentamiento global. También se incluyen acciones hacia la optimización de procesos o la disminución en los gastos de energía para permitir la reducción de CO2 en un corto plazo.
Y no es para menos, en la actualidad la industria tecnológica representa casi el 4 % de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) del planeta, cifra que podría elevarse en los próximos años. Además, se ha detectado que cada subsector de la industria genera un impacto ambiental. Por ejemplo, las empresas que prestan servicios de computación en la nube y comercio electrónico suelen operar grandes centros de datos que requieren altos niveles de consumo de energía y emisiones de GEI; y las compañías que se dedican a la fabricación de componentes para computadores o teléfonos inteligentes enfrentan un riesgo ambiental enorme, pues usan grandes cantidades de agua ultrapura para la producción.
Para enfrentar esto, algunas empresas han puesto en marcha otro tipo de acciones como la implementación de políticas de reciclaje en los productos fabricados, el uso de plástico reutilizado en tarjetas SIM y varias mejoras en los procesos de producción para utilizar, lo menos posible, recursos como el agua.
Es más, el sector financiero también se ha visto inmerso en este cambio de perspectiva, implementando acciones para reducir el plástico de las tarjetas bancarias y haciendo uso de nuevos materiales menos contaminantes sin comprometer la experiencia del usuario.
Todas estas apuestas empresariales a favor del cuidado medioambiental también contribuyen en la atracción de talento. Una reciente encuesta de PWC reveló que el 86 % de los empleados prefiere trabajar para compañías que se preocupan por las apuestas ambientales. Por su parte, el 91 % de los líderes empresariales afirman que su empresa tiene la responsabilidad de actuar en este sentido.
Pero esto no se reduce a lo que han hecho las empresas en este esfuerzo, también se trata del aporte que han dejado los avances y desarrollos del sector pues, gracias a este, los ciudadanos a nivel mundial cuentan con las bases tecnológicas para generar soluciones que ayuden a combatir problemas tan apremiantes como la deforestación, la caza indiscriminada de especies y la calidad del aire, entre otros.
En la actualidad, ya hay algunas soluciones como los sistemas basados en tecnología blockchain que ayudan a hacer un seguimiento transparente de lo que se consume, desde su producción hasta la entrega al consumidor final, como también el uso de inteligencia artificial y el big data para la prevención de la deforestación y la conservación de la vida silvestre. Igualmente, existe el desarrollo de aplicaciones que generan conciencia en el uso de los recursos que a diario se tienen en los hogares, entre otros.
Así pues, el sector tecnológico ofrece un sinnúmero de oportunidades para apostarle a la protección del medio ambiente. Sin embargo, de nada vale tener las herramientas a disposición si no existe un compromiso real y colectivo en reducir el impacto negativo que se genera en el planeta, y si no innovamos y proponemos soluciones que realmente nos ayuden a vivir en un mundo mejor.