Si le pidiera que revisara rápidamente su billetera podría afirmar que, seguramente, ya no cuenta con tanto dinero en efectivo como solía utilizarlo hace algunos años. Hoy en día es posible conseguir un taxi, escuchar música, pedir un domicilio o comprar entradas para un concierto a través de los pagos digitales, transacciones que se han ido consolidando como una nueva opción para los usuarios y que han ido diluyendo, en cierta medida, el dinero físico.
En el país, el panorama de los pagos en línea continúa creciendo. Según la Cámara Colombiana de Comercio Electrónico (CCCE), durante el 2022 se registraron $55,17 billones en ventas en línea, lo que se traduce en un crecimiento de 38,4 % a comparación de 2021, donde se vendieron $39,9 billones.
Esta tendencia está generando que los usuarios demanden nuevas opciones como es el caso de los pagos ‘compra ahora y paga después’ (BNPL) o pagos con un clic; estos últimos se están volviendo más populares ya que mejoran significativamente la experiencia del usuario, eliminando la necesidad de ingresar de forma manual el número de tarjeta de crédito y logrando simplificar el proceso de compra y reducir abandono.
Sin embargo, mientras que algunos usuarios consideran que estas nuevas formas de pagar son mucho más rápidas y eficientes, los casos de fraude siguen aumentando de manera exponencial requiriendo mecanismos de seguridad más robustos. De hecho, un reciente estudio de Juniper afirmó que el fraude en el comercio electrónico superará los $48,000 millones en todo el mundo en 2023, un 16 % más en solo 12 meses.
Para hacerle frente a estos delitos, uno de los métodos que está tomando fuerza es la tokenización en la red, un proceso de sustitución de datos confidenciales que ha reducido el fraude en las transacciones por Internet en un 27 % y ha aumentado la tasa de aprobación en 3%.
Esta solución ha sido clave para proteger los datos sensibles a un mayor nivel, como el número de una tarjeta de crédito, para sustituirlos por datos no sensibles o símbolos de identificación. Su implementación no solo brinda, tanto a los comerciantes como a los usuarios, una mejor experiencia de compra, sino que también permite generar una especie de barrera de bajo riesgo que mantiene el formato de los datos de origen.
No podemos negar que los proveedores de los pagos en línea están trabajando de manera constante en reforzar la seguridad y facilidad de uso de sus plataformas; no obstante, ante el crecimiento de usuarios, los ciber-atacantes han mejorado sus técnicas para cometer actividades delictivas, lo que requiere implementar nuevos métodos de protección.
Si bien uno de los mayores retos es encontrar el equilibrio adecuado entre una mayor seguridad y la experiencia del usuario, una combinación delicada que puede provocar una caída de las ventas de los clientes o un aumento del fraude, la clave es comenzar a hacer uso de herramientas que logren proteger cada una de las transacciones y generar una mayor confiabilidad para los usuarios.
A medida que los jugadores de la industria traten de resolver los problemas de seguridad teniendo en cuenta el crecimiento del comercio electrónico, se espera ver una mayor adopción de la tokenización de red y la innovación para proteger a los compradores y aumentar la competitividad. Visa, por ejemplo, anunció el año pasado que había emitido su token de red de cinco mil millones para pagos de comercio electrónico; la posibilidad de pagar en línea ahora está al alcance de todos y desde cualquier lugar.