Mejor marchar, que marcharse.
¡Nos queda la calle para defender a Colombia!
El régimen ha puesto el acelerador para dejarnos sin país, con una Reforma Tributaria de más de $25 billones de pesos, la más agresiva de la historia reciente de Colombia, con la que pretende acabar con el poco comercio que sobrevivió a la pandemia y a la precampaña del paro de 2121.
Pues saben que de la economía depende mantener la democracia y la libertad, tan claro está, que por primera vez se tramita una Tributaria antes que el Plan de Desarrollo, es decir, primero se asfixia al bolsillo de los colombianos y luego nos contarán, si es el caso, en qué se van a gastar la plata. A la fecha, nadie sabe cuáles serán los programas sociales, las metas de inversión e impacto, entre otros.
Al mismo tiempo que acaban la economía, se han propuesto sacar de las cárceles a los terroristas de la primera línea, el grupo responsable de crímenes que desde hace un año se apoderó del Portal Américas, responsable de bloqueos a ambulancias, torturas y homicidios de civiles inocentes, bloqueo de alimentos en las carreteras del país, etc.
Pero lo más indignante, fue el anuncio de Petro sobre pagar $800 mil pesos mensuales a 100 mil jóvenes que estén o hayan estado en la delincuencia, en la ilegalidad. Un premio que dice que ser pillo paga, y con el cual pretenden dominar las calles en 2023, en pleno año de elecciones regionales, donde otra vez a punta de terrorismo urbano, buscarán atornillarse en el poder.
A los colombianos nos dijeron que la tributaria era para que los ricos “paguen más”, pero nunca dijeron que con el aumento de hasta 4 % en el valor final de aquellos productos empacados con plástico, seremos los 50 millones de colombianos los que terminemos pagando más por todos los productos en la canasta familiar, con la diferencia que quienes ganan menos, tendrán menos posibilidades de comprar.
Tampoco nos dijeron que cerca de 250 mil tenderos cerrarán por culpa de la tributaria de Petro, según revelan informes de Fenalco; lo que se puede traducir a el fin de la economía de barrio, pero sobre todo, significará la pérdida de empleos honestos, legales, que dan de comer y son el sustento de cientos de colombianos sin acceso a oportunidades.
El pasado 26 de septiembre salimos a las calles la otra Colombia, la que ve atónita como se desmorona la patria pero no se rinde en su defensa, la que atestigua el derroche de este gobierno, como los escándalos por los electrodomésticos con precios exorbitantes, los viajes internacionales y los viáticos que ha recibido la primera dama del gobierno de la “austeridad”.
Esa Colombia de comerciantes, emprendedores, amas de casa, colombianos indignados por la severidad y ambición de estas reformas, reformas que atacan la legalidad, la generación de empleo, el emprendimiento, y que premian al criminal, al que ha vivido al margen de la ley. Sin duda una marcha que dejó gran ilusión, en el corazón de una oposición ciudadana férrea y sin capucha, dispuesta a enfrentar esta noche oscura socialista.
Nos emociona y anima a continuar lo que logró Chile hace pocos días. La ciudadanía dijo NO al régimen de Boric, el aliado petrista, y nos dió esperanza de un verdadero despertar del error de haber caído en el abismo socialista.
A los que hoy repiten sin sentido “Yo no marcho, yo produzco”, como una burla al comercio azotado por el terrorismo urbano en 2021, les decimos que sólo producen es lástima. Pues quienes verdaderamente producen oportunidades, empleos y recursos en este país, son los que hoy levantan su voz contra la tiraría de Petro.
La próxima marcha de los valientes será el 29 de octubre, estoy convencido que es mejor marchar que tener que marcharse.
Los invito a que hagamos algo por nuestra Colombia, sólo nos queda la calle para mostrarle al mundo que el patriotismo jamás lo podrán expropiar.
@josiasfiesco