Cerrar Menú Blogs
Las opiniones de los blogueros son de su estricta responsabilidad y no representan la opinión de este portal.
Profile image

Ingresa o regístrate acá para seguir este blog.

Seguir este blog

¡Los sapos seguirán siendo sapos! No los besemos más. Paremos el complejo de salvadoras. Sentirnos valiosas sólo por nuestra capacidad de cuidar a otro es parte del problema de autoestima que nos aflige a las mujeres desde que nacemos y que heredamos de todas las generaciones de mujeres que nos preceden.

Nuestra labor no es rehabilitar a los desadaptados, ni entender a los incomprendidos. No vinimos a este mundo a ser enfermeras, ni terapistas, ni cuidadoras de hombres, a no ser que hayamos elegido eso como profesión y nos paguen por hacerlo. No somos centros de rehabilitación. No somos clínicas siquiátricas. No somos un bulto para recibir puños. Tampoco tenemos poderes mágicos de sanación. El amor no es una fórmula mágica que transforma a un golpeador. El amor no rehabilita a un adicto.

Esa no es la misión de la mujer. ¡Hay que despertar! Salir del sueño impuesto por miles de años. Olvidar ese mito de que somos sanadoras y que con “amor” podemos curarlo todo. La vida que tenemos es para ser felices nosotras, no para hacer felices a los demás. Ese es otro cuento que nos metieron. Esta vida es nuestra.

“Yo creo en él, siempre lo he hecho y sé que él puede cambiar”, dice Marcela González, novia de Gustavo Rugeles, “periodista” y golpeador de mujeres. Ya en dos ocasiones lo ha denunciado a las autoridades para luego volver con él y justificar sus acciones. El no va a cambiar porque su novia crea en él. Nuestra fé en ellos no los cura de la rabia que llevan dentro y que hace que exploten violentamente y cojan a una mujer a puños y patadas.

La optómetra Claudia Giovanna Rodríguez Altuzarra, de 41 años, fue asesinada en abril del 2017 por su ex-pareja. Lo conoció en la cárcel, donde él pagaba una condena por haber asesinado a la hermana de su ex-esposa y a un amigo de ella. El le pidió una segunda oportunidad y ella creyó en él. En cuanto se fueron a vivir juntos empezó la pesadilla de golpizas e insultos, hasta que le disparó en un centro comercial en Bogotá, donde ella trabajaba. Dejó una hija adolescente y un niño de un año que había concebido con el hombre que le quitaría la vida.

El caso más reciente ocurrió en Zaragoza, España con el asesinato de Rebeca Santamalia, de 47 años, la abogada de un hombre a quien defendió después de que él asesinara en el 2003 a su esposa y madre de sus tres hijos, con 11 disparos. Santamalia logró sacarlo de la cárcel con libertad condicional antes de cumplir su condena, sin saber que dos años después él acabaría con su vida a puñaladas. Tenían una relación sentimental, seguro que él también le pidió una segunda oportunidad y que ella pensó que podría salvarlo. Seguramente ella también creyó en él, a pesar de la evidencia. Hoy queda su hijo huérfano de 14 años para contar la historia.

Los golpeadores seguirán golpeando y los golpes matan. Y a la que no matan, le aniquilan la autoestima y las ganas de vivir.

(Visited 808 times, 1 visits today)
PERFIL
Profile image

Matilde Suescún trabajó como actriz de cine y televisión en Colombia. Actuó entre otras, en la película Crónica de una muerte anunciada y en la telenovela Tuyo es mi corazón. Desde hace varios años Matilde trabaja como periodista y vive en los Estados Unidos.

    Sigue a este bloguero en sus redes sociales:

  • twitter

Más posts de este Blog

  • Sin categoría

    Las temidas canas

    Después de muchos años de pensarlo, de debatirme, de no encontrar el valor para hacerlo, de explorar opciones, por(...)

  • Vida

    La vida en tiempos de coronavirus

    Estoy muda desde hace meses. No he logrado poner en palabras esta maraña de emociones, miedos, inseguridades, desazón, rabia,(...)

  • Vida

    Ocho luchas para recordar en el Día de la Mujer

    Somos más de la mitad de la población mundial, ¿por qué somos consideradas “minoría”? ¿Por qué conmemorar el 8(...)

  • Vida

    El violador eres tú

    Esta canción y la performance que la acompaña se ha expandido como la pólvora por el mundo. Cientos de(...)

Ver más

Lo más leído en Blogs

1

¿Casa-logía?    Uno es lo que es. A los 15 años(...)

2

Comienzo por lo que me trajo aquí:



Me encantan, estos avances. Me encantan.

The interpreter (para nosotros, La intérprete, y como cosa rara, el título en español significa lo mismo que en el idioma original) es un filme dirigido por el estadounidense Sydney Pollack, estrenado en cines en dos mil cinco. El guión condujo a Pollack a grabar en las propias instalaciones de la ONU (localizadas en territorio internacional dentro de Nueva York), una historia con tintes políticos que recuerdan la situación más o menos reciente del actual presidente de Zimbabwe.

Estaba viendo hace unas horas cierta película francesa realizada exclusivamente para televisión hace unos años, no muy conocida por cierto, y me asaltó una duda que tenía desde hace un tiempo y que se avivó luego de ver La intérprete. La duda es la siguiente:

Lo más seguro es que todos conozcamos el aviso que aparece, usualmente escondido al final de los créditos de algunas películas, que dice lo siguiente, palabras más, palabras menos: "Los hechos relatados en esta película son puramente ficticios y no deben relacionarse con eventos pasados, actuales o futuros. (...) Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia."
Yo me pregunto: luego de ver una película que parece un documental acerca de una situación actual, ya sea ésta una realidad o no, ¿qué sentido tiene recurrir a este mensaje, si de cualquier manera los espectadores van a hacer la relación?

Es claro, hay que decir, que no todo el mundo tiene por qué captar estos parecidos. Pero los que sí los captan, lo comunican a los demás, y al final la película pasa a verse como lo que realmente es: una crítica por parte del realizador hacia una situación en particular. Punto. No importa qué tan imparcial se pretenda ser, haciendo uso del mencionado avisito.

En fin, no entiendo esta actitud, si de verdad algunos pretenden protegerse bajo dicho mensaje. Quisiera creer que lo colocan no porque no pretendan dar la cara luego de dar la opinión, sino porque es una especie de requisito, un asunto legal de obligatoria aparición al final de todos los créditos de todas las películas de todos los géneros. Aunque al final, sólo quien tuvo la idea de escribir la historia como quedó escrita es quien sabe qué opinión tiene.

Él y sólo él.

-

Sobre la película, hay un dato lingüístico interesante; se creó un lenguaje nuevo (lo llamaron "Ku"), con sus propias palabras, conjugaciones, reglas... es decir, un lenguaje aparte, sostenible por sí solo, basado en lenguajes existentes en el sur de África, pero que "aunque sería reconocido por habitantes de la zona (...), los confundiría", debido a su estructura gramatical, leo por aquí. En todas partes encuentro que el creador de este lenguaje es Said el-Gheithy, director del Centre for African Language Learning en Londres. En general, no encuentro muchas críticas positivas para la película, pero a mí me gustó.

Me encanta leer la columna Contravía, escrita por Eduardo Escobar. Y la de hoy termina con una reflexión que encuentro parecida a cierto diálogo de La intérprete. Aquí va el diálogo, para terminar y dejar de ocupar su tiempo, estimado lector. Lo traduzco burdamente, pero espero que se mantenga la idea.

Silvia Broome: (...) Siempre que alguien pierde a un ser querido, quiere vengarse de alguien más, o de Dios, a falta de alguien. Pero en África, en Matobo, los Ku creen que la única manera de poner fin al dolor es salvando una vida. Si alguien es asesinado, luego de un año de duelo se realiza un ritual llamado "la fiesta del ahogado". Se hace una fiesta durante toda la noche, junto al río. Al amanecer, el asesino es montado en un bote. Se lleva al agua y se le tira allí, amarrado, para que no pueda nadar. Entonces la familia doliente debe tomar una decisión; pueden dejar que se ahogue, o pueden lanzarse a salvarlo. Los Ku creen que si la familia deja que el asesino se ahogue, se hará justicia, pero pasarán el resto de sus vidas de duelo. Pero si lo salvan, entonces admitirán que la vida no siempre es es justa, y a cambio ese acto los liberará del dolor.


dancastell89@gmail.com

3

[audio src="https://co.ivoox.com/es/30-primera-radio-whatsapp_md_20668488_wp_1.mp3"] Radio en entornos digitales: experiencias de segmentación en aplicaciones(...)

6 Comentarios
Ingresa aquí para que puedas comentar este post
  1. En el caso de Marcela ella se ve como la “salvadora”, la “heroína” que puede hacer cambiar al sujeto. Ella no se ve como una víctima. Dudo mucho que los padres de ella la hayan enseñado a soportar ese tipo de cosas, hay que dejar de culpar al “patriarcado” y a la enseñanza que recibimos las mujeres (porque sí, así no le guste, somos diferentes a los hombres, no más ni menos capaces, solo somos DIFERENTES y lo importante es que haya IGUALDAD, sin ser IGUALES). No la trate como una víctima tonta que no sabe en lo que está metida, ella lo sabe. El problema es que cree que puede lograr un cambio.

  2. Matilde, suena razonable tu critica y en principio estoy de acuerdo. Sin embargo, valdría la pena revisar cifras si ellas existen, para concluir con datos y hechos si los casos mencionados son aislados o en realidad se trata de la generalidad, en cuyo caso estos comentarios estarían sepultando opciones de levantarse. Creo que no eres especialista en psicología pero sí lo eres en comunicaciones; por lo tanto, resultaría justo complementar el artículo. La mujer está hecha de un material espacial y especial llamado amor, y esto se demuestra con su entrega maternal. Veremos al final del día si se tratan estas conclusiones de un juicio sin pruebas para sustentar la condena per se.

  3. Siento mucha empatía por la sanadora que fui, porque con una inocencia enternecedora pensaba que la rehabilitación, la terapia o el perdón eran gestos de amor para descubrir que son gestos de amor cuando te regresan gratitud y respeto pero son gestos tóxicos cuando te regresan ingratitud y victimización. Qué boba era esa pobre y qué amargada estuvo por tanto tiempo. La doy un beso en la frente y la mando al pasado. Bye!

Reglamento de comentarios

ETCE no se responsabiliza por el uso y tratamiento que los usuarios le den a la información publicada en este espacio de recomendaciones, pero aclara que busca ser la sombrilla de un espacio donde el equilibrio y la tolerancia sean el eje. En ese camino, disponemos de total libertad para eliminar los contenidos que:

  1. Promuevan mensajes tipo spam.
  2. El odio ante una persona o comunidad por su condición social, racial, sexual, religiosa o de situación de discapacidad.
  3. Muestren o impulsen comportamientos o lenguajes sexualmente explícitos, violentos o dañinos.
  4. Vulneren o atenten contra los derechos de los menores de edad.

Además, tenga en cuenta que:

  • - El usuario registrado solo podrá hacer un voto y veto por comentario.
Aceptar
¿Encontraste un error?

Para EL TIEMPO las observaciones sobre su contenido son importantes. Permítenos conocerlas para, si es el caso, tomar los correctivos necesarios, o darle trámite ante las instancias pertinentes dentro de EL TIEMPO Casa Editorial.


Debes escribir el comentario
¡Gracias! Tu comentario ha sido guardado
Tu calificación ha sido registrada
Tu participación ya fue registrada
Haz tu reporte
Cerrar
Debes escribir tu reporte
Tu reporte ha sido enviado con éxito
Debes ser usuario registrado para poder reportar este comentario. Cerrar