El vicepresidente de la república de Colombia Germán Vargas Lleras ha sido uno de los miembros del gabinete del presidente Santos más silencioso en su ejercicio. Pero en medio de su silencio ha enviado señales dando a entender a los colombianos posiciones contrarias al gobierno que pertenece y eso ya dice mucho.

Para nadie fue un secreto que mientras todo el país, por no decir que mientras todo el mundo hablaba de los acuerdos de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el viceministro no decía ni ¡mú! Y todos estos años mientras la mesa elaboraba en La Habana el documento los pronunciamientos por parte de Vargas eran nulos hasta que Santos “le tocó” salir a los medios el pasado mes de agosto para enviarle un mensaje: “lo quiero ver, a partir de la semana entrante, ayudando al sí al plebiscito” y fue hasta entonces que Vargas rompió el silencio y se pronunció.

Muy extraño, ¿pero por qué esta actitud del vicepresidente con la paz, un tema tan promocionado por el gobierno? Es casi que notoria la seria discrepancia que el vicepresidente muestra con Santos, no solo en este tema, porque recientemente fue polémico con una invitación a marchar que hizo a una comunidad mientras hacía su trabajo (entregar viviendas) en contra de la también polémica reforma tributaria: “todos los colombianos que se han beneficiado de este programa salgan a decirle al Congreso de la República que les ponga más atención a las normas que van a acabar con la política de vivienda en Colombia”. Dejando más rumor en el ambiente.

Bochornoso. Así se ha reconocido este polémico pronunciamiento. Es que no se ve bien que salga alguien de la casa a ventilar la ropa sucia y menos si ese alguien es el hombre que está detrás del presidente de la república. Pero sin duda esta es una nueva señal, una señal más que deja claro que Vargas empieza a jugar su partido y a sacar sus cartas aun estando en el lugar equivocado.

Y es que para nadie es un secreto que parte de ese silencio, esas señales y actitudes están las aspiraciones de Vargas para ser presidente de la república en 2018 que hace ya rato tiene y claro, desde ya está obligado a marcar su territorio, porque primero ya tiene un seguro contrincante como lo es el senador de izquierda Jorge Enrique Robledo quien días atrás hizo público su deseo de llegar a la casa de Nariño y segundo porque detrás de Vargas hay más de uno haciendo cola con tarros de mermelada más grandes que la que él tiene.

Sin embargo algo hay que reconocerle a Vargas en su deseo y es que se ha metido polémicamente en dos temas que han polarizado recientemente al país, la paz y la reforma tributaria. Temas donde más de uno como Iván Duque, opción presidencial del Centro Democrático también tendrá que meterse, porque de cierto modo los oídos y las miradas estarán puestas en ellos para ir conociendo qué esperar de sus propuestas y dónde generar las mismas controversias que ha creado el actual gobierno pueden ir restándoles votos, así que una estrategia es saber mostrar oposición y ojalá desde ya.

Pero hay que decirlo, Germán Vargas “la embarró”, porque no le queda bien al vicepresidente patear la lonchera, ni sacar los trapitos al sol y menos en un momento donde el gobierno a pesar del premio nobel de paz se encuentra tan golpeado por la baja popularidad. Si está tan inconforme ¿qué hace ahí? Si no le gusta el tema de paz (porque no opinó nunca nada), si no le llama la atención defender la reforma tributaria que su jefe está impulsando, ¿entonces qué hace ahí? ¿No será que más bien se le estará haciendo tarde a Vargas para retirarse para irle dando forma a su campaña presidencial? ¿Estará enviado más señales para ir cantando su salida? O, ¿estará esperando generar más rating?