Así es el trabajo diario de un pedagogo hospitalario:
Camilo Salgado es Licenciado en Educación Básica con énfasis en matemáticas de la Universidad Distrital. Sin embargo, su trabajo docente no es en un aula regular. Es uno de los 60 pedagogos con los que cuenta la Secretaria de Educación de Bogotá (SED), con la misión de garantizar el derecho a la educación de niñas, niños y jóvenes, que por condiciones clínicas deben permanecer en largos periodos de estancia hospitalaria.
Es un pedagogo hospitalario y ha tenido que utilizar tapabocas, bata y gorro al igual que sus compañeros de trabajo que no son precisamente docentes. Sus aportes pedagógicos han sido en compañía de cuidadores, personal de enfermería, médicos y terapeutas. Esta es su historia contada por él mismo.
“En 2010 inicia en Bogotá el programa de aulas hospitalarias como un pilotaje en la Fundación Cardio Infantil con 6 docentes licenciadas. Supe que existía este proyecto y tenía la motivación de ingresar. Me gradué en 2012 y me postulé en la convocatoria de la SED. Fui seleccionado dos años más tarde para laborar con las aulas hospitalarias cuando solo existían 9 en el distrito”.
“Soy una persona de 33 años, estudié docencia porque siento una vocación. Me gusta enseñar e interactuar con niños y jóvenes en ese proceso. Es algo que me apasiona. Inicié la pedagogía hospitalaria en el Hospital de Suba, luego estuve en la Clínica Infantil de Colsubsidio. Después presté servicios en el Hospital de la Misericordia y ahora me encuentro en la Clínica del Country llevando educación en las habitaciones o aulas físicas hospitalarias con las que cuentan las instituciones de salud para atender a niños, jóvenes e inclusive cuidadores y padres de familia, ya que a diferencia de las aulas regulares, aquí si tenemos a los papás durante las intervenciones pedagógicas”.
Metodología:
“Trabajamos desde los campos de pensamiento: Lógico-matemático, científico-tecnológico, histórico, comunicación, arte y expresión, que son transversales a las áreas básicas impartidas en las aulas regulares.
Nosotros tenemos dos metodologías. Una de ellas es con los estudiantes que están matriculados en un colegio. Nosotros nos comunicamos telefónicamente con los docentes de la institución y solicitamos las tareas o trabajos que tengan los estudiantes. El objetivo es ser un apoyo pedagógico durante la estancia hospitalaria. Ese trabajo se hace con los papás, los colegios y el estudiante de acuerdo con sus intereses y motivaciones.
También tenemos educandos hospitalarios desescolarizados. A ellos los matriculamos nosotros en un colegio anexo del distrito”.
Educación flexible:
“En alguna oportunidad, un estudiante de cuarto grado me dijo: “profe, yo quiero saber cómo se hace la mayonesa”. El objetivo desde las aulas hospitalarias es ver cómo a partir de esos intereses y motivaciones se puede enseñar, ya sea matemáticas, ciencias, sociales, lenguaje o inglés. Este programa le apunta a un aprendizaje basado en proyectos. Desde el enfoque diferencial”.
Otro ejemplo fue un estudiante de tercer grado de primaria que le gustaba la educación física y jugar fútbol, pero por su movilidad reducida no era viable practicar esa actividad. Sin embargo, con él trabajamos historietas con el futbol, matemáticas, para conocer las medidas de una cancha de fútbol. Son distintas estrategias. Se convierte en una forma de aprender de acuerdo con las motivaciones. Flexibilizamos los currículos y priorizamos contenidos con ejes temáticos teniendo en cuenta que no tenemos la misma dedicación horaria que tendría un estudiante regular en su aula de clase de seis u ocho horas, ya que las intervenciones pedagógicas son durante la estancia hospitalaria y tienen una duración en promedio de 45 minutos por estudiante o de acuerdo con la cantidad de educandos hospitalizados que tengamos”.
La jornada de trabajo:
“Iniciamos a las 12:00 m con un censo donde pasamos por cada servicio y les preguntamos a las enfermeras qué niños tienen proyección de larga estancia hospitalaria (especialmente niños en las unidades de oncología, antibioticoterapia o pacientes que vienen de otras ciudades, cuyos tratamientos pueden durar de seis meses hasta 2 años) y ahí mismo tomamos la asistencia de los niños que ya están vinculados al programa.
Mientras los educandos consumen su almuerzo entre 12:30 m y 13:15 horas, hacemos la planeación para los niños nuevos y se deja listo el material para trabajar. Entre 13:15 y 13:30 nos desplazamos a las habitaciones o al ‘espacio físico’ (lugar designado por el centro hospitalario para la labor educativa) para dar inicio a la clase del día. Hay que aclarar que el espacio físico no lo tienen todas las instituciones. Tener esos espacios es importante, pero no es esencial.
La última intervención la finalizo hacia las 17:15 y desde ahí hasta las 18:00 diligencio los informes diarios del proceso pedagógico llevado a cabo. Nosotros los docentes nos encargamos de evaluar, calificar y entregar las notas como soporte al colegio quien es quien finalmente los promueve y certifica”.
Horario de clases:
“Hay dos formas: los educandos matriculados con el colegio anexo cumplen un horario y cada día reciben una asignatura y a quienes no están matriculados ahí, les priorizamos las áreas que ellos deseen abordar. O si la institución envía una actividad, la desarrollamos y profundizamos en el tema. Es una dinámica flexible”.
Aulas hospitalarias en Colombia:
“En el país conozco algunas experiencias, como la Fundación Hospital Los Ángeles en Pasto que cuenta con un aula que tiene el apoyo de una fundación. Es una iniciativa privada.
- En Antioquia, se encuentra el hospital San Vicente Fundación con una trayectoria desde el año 1976.
- En Ibagué, el tema de aulas hospitalarias estaba en el Federico Acosta, pero cuando el hospital entró en liquidación, el interventor dijo que eso no era funcional para el hospital y se cerró.
- En Manizales tienen una mascota que se llama “Checho el león” con quien se impulsa la iniciativa.
- En Cali, se encuentra la Fundación Valle de Lili que tienen también apoyo de la empresa privada.
- En Bogotá el HOMI es un referente en el tema desde el año 1972 gracias al Dr. Cristobal Sastoque director de la unidad de quemados en su momento. Somos, como capital, un referente nacional e incluso para Latinoamérica. Hoy en día la ciudad tiene una cobertura de 4.157 niños, niñas y jóvenes que cuentan con 30 aulas, 60 pedagogos hospitalarios y 24 colegios anexos por datos de la SED. El vacío que nos queda por abordar es la pedagogía hospitalaria domiciliaria. Tenemos un pilotaje con la Universidad de El Bosque y la Fundación Cardio Infantil con iniciativas propias, pero no hay normatividad al respecto en el distrito.
El país se encuentra en deuda para que las aulas hospitalarias sean de rectoría del Ministerio de Educación con una ambiciosa cobertura y el financiamiento necesario para considerarlo una política pública”.
“Colombia tiene un aporte del ministerio de educación. Se creó el decreto 1470 en 2013 dando directrices a los entes territoriales para dar apoyo pedagógico a niños, niñas y jóvenes en situación de enfermedad donde se autoriza a instituciones sanitarias para hacer alianzas con entidades privadas e inclusive dar asesorías y entrenamiento, pero no tenemos el alcance de Chile y Argentina donde las aulas hospitalarias son política pública nacional. El ministerio de educación solo da el soporte técnico y cada secretaria de educación debe hacer su trabajo”.
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La aulas hospitalaria en la capital continúa dando sus frutos. En la Clínica Infantil de Colsubsidio tuvieron un educando en 2014 que cursaba en un colegio privado el décimo grado y no tuvo la oportunidad de continuar sus estudios en forma virtual o a larga distancia a pesar de su patología. Este programa lo matriculó en un colegio anexo a la localidad de Chapinero, fue promovido al grado once, presentó su prueba SABER 11 y se graduó en una ceremonia que se llevó a cabo en el auditorio de la clínica con la asistencia de otros educandos.
Por: Alexánder Tique Aguilar
En Twitter: @AlexanderTiqueA