El uso de la mascarilla debería quedarse, es una lección aprendida para detener las enfermedades transmisibles.
Es inevitable no cuestionarse sobre lo que vendrá después del caos ocasionado por el covid-19, no solamente en materia económica, laboral o educativa, también en asuntos de autocuidado.
Si algo es cierto, es que nada es para siempre. Ni siquiera las pandemias. En aquel momento, cuando se logren porcentajes mayores al 70 % de la población colombiana inmunizada, algunas restricciones comenzarán a desaparecer de manera escalonada, como en Israel, Reino Unido o Nueva Zelanda, para lo que es necesario estar preparados.
Abrir bares, gimnasios, realizar fiestas, la reapertura de los colegios o el regreso a las oficinas son el levantamiento de restricciones, que ya están siendo visibles después de pasar por dos años difíciles (con la muerte de familiares o cercanos para algunas personas). Ya sea una postpandemia con aforo o sin aforo, el temor al contagio puede permanecer y más en quienes no han sido aún inmunizados.
La sociedad intenta recuperar su humanidad en dos fases paralelas, la de reapertura y la del tercer pico de contagios. Pero la vida debe continuar, como también debería continuar el uso del tapabocas como elemento de protección contra enfermedades transmisibles, sobre todo en espacios cerrados y en casos donde se tenga un simple resfriado.
La revista Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica, en 8 revisiones sistemáticas sobre el uso de las mascarillas en la protección de las infecciones respiratorias, encontró una disminución significativa en la infección por gripe en los centros asistenciales y en eventos masivos, como también en infecciones del tracto respiratorio frente al uso adecuado.
«El uso de la mascarilla deberían quedarse como lección aprendida para detener las enfermedades transmisibles».
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades han propuesto como guía para personas que no están vacunadas el uso adecuado de tapabocas:
1. Cuando es difícil mantener una distancia de las personas en lugares cerrados.
2. Tener un tapabocas de repuesto por si se moja a causa de la humedad de la respiración o la lluvia.
3. Lavar con frecuencia los tapabocas reutilizables (en material de tela).
No es un momento fácil para ninguna nación y a lo mejor el mensaje del tapabocas llegue a ser un tema que se quede a lo largo de los meses y los años (incluso durante la inmunidad de rebaño), a tal punto de convertirse como parte de la cultura.
Ojalá el lavado de manos también haya llegado para quedarse.
Por:
Alexánder Tique Aguilar
En Twitter: @AlexanderTiqueA