En Colombia, las pruebas caseras de Covid-19 no tienen autorización de venta libre, pero son una alternativa que se suma a las vacunas, el distanciamiento social y el uso de tapabocas.
Estas pruebas de autodiagnóstico que no requieren formula medica han tenido una experiencia positiva en países como EE.UU., bajo el impulso de la administración Biden, para personas con o sin seguridad social, ya que Ómicron causó el 99,5% de los casos nuevos de coronavirus en este país la semana pasada (estimaciones publicadas por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU. (CDC))y se ha permitido, incluso, que vía web las personas soliciten un máximo de cuatro pruebas para enviarlas a sus hogares y hacer testeos.
Este es un nuevo desafío al que se enfrentan los sistema de salud y los gobiernos por la centralización que se tiene hoy de las cifras y la información de esta pandemia. La ciencia de datos al servicio de la salud podría estar en riesgo, pues tal vez retrase este campo del conocimiento tan fundamental que ha servido de apoyo en la toma de decisiones en asuntos económicos, sociales y políticos, además de estar frente a una menor sensibilidad para identificar la enfermedad en las primeras fases.
Ahora, no hay que desconocer que los resultados pueden ser muchos más rápidos, fáciles de usar o necesarios en regiones o departamentos del país con pocos recursos o disponibilidad de laboratorios. El problema es que esto no se puede convertir en pruebas de embarazo que se pueden conseguir en cualquier farmacia, porque si algo ha quedado claro para el gobierno nacional con sus lineamientos y las recomendaciones de la Organización Mundial de Salud (OMS) es que las pruebas se realizan bajo unos parámetros o criterios.
Estas pruebas son, literalmente, «caseras»: sin evidencia científica suficiente, con posibilidad de usos indiscriminados y falsos negativos.
Colombia tendrá autorización para las pruebas en las próximas semanas, de eso no cabe duda. El aumento de casos positivos y muertes por Covid-19 y la experiencia de otras naciones así lo prevén. El problema no es tenerlas, el problema es cómo los ciudadanos van a poder acceder a ellas. Tal vez sea prudente generar rutas de atención, como en la actualidad pasa con las pruebas rápidas de VIH que se realizan en espacios públicos como la ciclovía, entornos universitarios, bares, salas de videos y saunas gay donde, según las secretarias de salud y las EPS, pueden aumentar los casos positivos.
Lo urgente por ahora es completar los esquemas de vacunación, seguir usando el tapabocas, detectar y aislar a quienes son positivos.
Por: Alexander Tique Aguilar
En Twitter: @AlexanderTiqueA