Carlos Alberto Valderrama Palacios es sin duda alguna  uno de los mejores futbolistas colombianos de todos los tiempos. Su larga melena rubia, sus manillas multicolores, su  cáustico y puntual “ todo bien”, su liderazgo, sus pases milimétricos  han sido un sello particular que ha trascendido las fronteras y por encima de todo, ha logrado trascender al tiempo. Son pocos los deportistas colombianos que luego del retiro han logrado mantener y muchas veces incrementar  su papel de ídolo de un país que lo aclama y lo vitorea. A años de su retiro, el Pibe  sigue siendo buscado para campañas publicitarias, para campañas sociales, para hacer series de televisión, como comentarista de medios, como hombre de mostrar en eventos de todo tipo, para partidos de despedida, para inauguraciones, en fin, una sumatoria, que sin duda le dejan  buenos réditos económicos al buen “mono” Valderrama.

Sin embargo, el Pibe parece dispuesto a echar todo por la borda. Según lo informan hoy los medios, se ha dejado tentar por la política al aceptar el escaño DIEZ de la lista al Senado por el partido de la U. No sé qué esté pasando por la cabeza del Pibe en estos momentos o qué propuestas novedosas tenga en su cerebro  que puedan  resolver todos los problemas del deporte colombiano o de  las brechas sociales que aquejan al país o qué fórmula mágica posea para solucionar el lio con Nicaragua o para implementar el posconflicto, pero Pibe, no cometa esa error. Si hace algunos años cuando jugaba con el Valladolid le molestó que Michel le manoseara sus partes íntimas, lo que le espera es peor, porque no sólo le agarrarán la guevas, sino que le pellizcarán la nalga, le acabarán de enredar la melena y lo peor, le matarán el prestigio. No olvide el lánguido paso de Willington Ortiz y María Isabel Urrutia en el Congreso o antes el triste deambular de Maturana e Higuita en la Constituyente. No olvide tampoco que nuestra política no está hecha, no está pensada, para ayudar a los más pobres o para beneficiar a los más desfavorecidos. Está hecha para beneficiar a unos pocos, para enriquecer a unos pocos, para turnarse el poder  unos pocos. No olvide que ni siquiera ese engendro del mal como fue Pablo Escobar pudo esquivar a la política y tal vez fue ese el principio de su final.

No sea ingenuo Pibe. Utilice esa malicia, esa rapidez mental que siempre lo caracterizó para hacer una pequeña gambeta a esta trampa. Usted no fue un buen driblador, pero uno que otro truco sacaba para esquivar todos los peligros  de los taches de sus enemigos. Hoy más que nunca debe sacar su inteligencia, su visión periférica. La política logrará  lo que el tiempo no ha podido: acabar con su prestigio porque si algo es seguro, es que usted,  no saldrá elegido pero  sí quedará infectado. Y peor, si sale electo, quedará condenado a cien años de soledad…

 

Nota. Afortunadamente el Pibe reflexionó. http://www.eltiempo.com/politica/el-pibe-valderrama-no-sera-candidato-al-senado_13234462-4