Estuvimos a nada de tenerlo todo. Amaneció doliéndome hasta el último de los pocos pelos que ya no tengo. Nada me consuela, pero la cruda realidad hay que cocinarla.
Hoy busco explicaciones pensando que la vida es injusta, que por qué a mi, que por qué le pasan cosas malas a la gente buena, pero la vida es como es y no como quiero que sea. Nada será lo mismo y afuera,los demás continuarán la fiesta, para mi dolor y para mi envidia, porque yo, tal vez,solamente la miraré con desgano por el resquicio de alguna ventana.
Sólo me queda aferrarme a los recuerdos, tal vez a los homenajes post mortem, pero nada alcanzará para paliar el dolor de lo que pudo haber sido y ya no fue. Hoy todos dicen que debió pasar esto o que debió pasar aquello, tal vez buscando su propio consuelo, pero la verdad es que nada me sirve porque me enamoré,(una vez más) tal vez sin la estridencia que lo hacen los demás. Fue un amor tranquilo,como nos enamoramos las personas en la cincuentañez. Tal vez reticentes. Tal vez resignados.
Mi tristeza es silenciosa porque quería más. Me ilusioné con más. Y no es que sea desagradecido. Es porque tal vez no volvamos a tener otra oportunidad como esta. O por lo menos yo. Además, te fuiste en plena fiesta y por eso no quiero leer nada,no quiero oír nada, porque no hay muerto malo. Pero yo sé que no eras perfecta pero así te quería.
Como dijo Laura Avellaneda a Marín Santomé en ese bello fragmento de La Tregua del poeta Benedetti: “Que sola se va a quedar mi muerte sin su vida”.
Gracias mi Selección…
@malievan