Todos somos ex de algo y lo bueno de ser un ex, es que es vitalicio y generalmente no nos cuesta. Y es que ser ex resulta una delicia porque nos abre la inmensa posibilidad de decir, de hacer, de opinar, de criticar, de proponer, eso si, sin ninguna responsabilidad.
Los ex como los gatos, los columnistas de opinión, los presidentes retirados, los niños y los comentaristas de fútbol tenemos licencia para hablar de todos los temas, para proponer fórmulas mágicas, fórmulas que claramente no utilizamos cuando pudimos. Los ex sabemos de todo: de fútbol, de política, de educación, de economía, de sexo, de amor, de tecnología. Pero en verdad, hay que tomarlo con tranquilidad, porque ser ex no nos niega el derecho a desconocer algo en esta vida y no nos condena en forma perpetua a posar de sabiondos. Igual, tampoco da derechos especiales, aunque a veces pareciera que si.
No hay ningún expresidente colombiano que no sepa cómo manejar el conflicto, cómo arreglar la economía, cómo solucionar el tema de la droga, cómo enderezar el túnel de la Línea, cómo recuperar el mar de Nicaragua y cómo llevarle el progreso y el desarrollo a los habitantes de Chocó y la Guajira. Opinan con fruición orgásmica, sobre todo aquello que no hicieron, porque no pudieron, porque no quisieron o porque simplemente malgastaron el tiempo defendiéndose de las críticas de otro expresidente.Y qué decir de Bogotá, ¿o es que acaso hay algún exalcalde que no sepa cómo resolver los problemas sempiternos de los huecos y la movilidad?
Todo exmarido sabe qué le conviene a su exesposa ( y viceversa), toda ex novia cree que su fallida pareja se merece alguien mejor, todo excura cree que la solución de la iglesia es abolir la castidad, todo exfutbolista dice que la disciplina y el trabajo en equipo es la fórmula para alcanzar el triunfo,todo nuevo flaco sabe lo malo que es comer en exceso, todo exmanager de artistas sabe por qué el cantante no despega y todo exconvicto tiene la solución a la crisis carcelaria.
Sin embargo, la verdad verdadera es que detrás de un ex que opina , siempre hay un fracaso, porque de otra manera no se explica el hecho de hablar de lo que no se hizo. Tiene eso si, la enorme ventaja de que es una condición que nadie nos quita y que como los sueños, opinar de lo que no fue, es gratis…