Si hubiera estado representado por alguno de nuestros hábiles juristas, tal vez no lo hubieran crucificado porque de alguna manera habrían logrado empantanar el proceso. Contando con los períodos de vacancia judicial, paros y reformas a la justicia, aún estaríamos pendientes del fallo.

En manos de un Granados, un Abelardo, un Lombana o un Cancino, la suerte del hijo de José y María hubiera sido distinta. Hijo de carpintero, tal vez no hubiera tenido cómo pagarles, pero con seguridad cualquiera habría tomado el caso por los réditos mediáticos que generaría su defensa,  porque para ellos, aparecer en la W, vale más que  la defensa de un político acusado de parapolítica  o de  un corredor de bolsa en fuga. Lo primero que harían seria impugnar su captura por parte de la policía del Sanedrín, bien porque no habría estado avalada por un juez de control de  garantías o bien porque se podrían refutar las calidades de informante del tal Judas Iscariote. José Manuel Vivanco desde Human Rigths Watch diría que al acusado no se le salvaguardaron sus más elementales derechos humanos, mientras que Petro diría que todo esto es culpa del mafioimperio y Holman Morris levantando la ceja, afirmaría que el único mártir es él aunque acepta que ya nadie lo sigue como dicen  las encuestas. Uribe, por su parte, diría que todo es un montaje porque él no ha enviado a la tierra a nadie.

El Centro Democrático y el Procurador unirían sus voces para reclamar justicia sin impunidad: “ Crucificadlo, crucificadlo”, en tanto que Paloma y la Cabal lo condenarían a quemarse en los infiernos. El Fiscal por su parte abogaría por penas alternativas como blanquear los sepulcros, leer a Abdón Espinosa o aguantarle una borrachera a José Obdulio y Fernando Londoño. Como es apenas natural filtraría a la revista Semana y a Juan Carlos Giraldo de RCN, la declaración de Judas y los giros al exterior de las treinta monedas de oro.

El Presidente por su lado diría que esta es una oportunidad única de alcanzar la paz por lo que iniciaría un proceso en algún islote cercano. Del lado de los cristianos estarían los doce apóstoles encabezados por Pedro y Pablo ( Catatumbo), junto con María Tanja Magdalena , mientras que el gran ausente sería Simón, preso en otro imperio. Del otro lado estarían algunos de los Doctores de la Ley y uno que otro fariseo de apellido Barreras o Vargas Lleras.

Nuestros jurisconsultos, hábiles como ninguno, interpondrían recurso tras recurso, derechos de petición, impugnación de testigos y cuanta maña y triquiñuela les hubieran enseñado en la academia, conscientes eso sí, que si todo falla, siempre habrá algún magistrado que les seleccione la tutela, porque así ha sido desde tiempos pretelitos .

A Jesucristo lo que le faltó fue abogado porque si lo hubiera tenido, no lo habrían crucificado. Lo que no tendría sería salvación…

 

@malievan

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