Estamos llenos de quejetas, ventajosos y tapados. Aparte de los feriados y reinados, Colombia puede ser el país con el mayor número de protestas organizadas por semana. Protestan los paperos, los cafeteros, los arroceros, los taxistas, los de Uber, los camioneros, los estudiantes, los obreros, el orgullo gay,los defensores de la familia, los taurinos, los antitaurinos, los negros, los campesinos, los médicos, los recicladores, los anti alcalde, los pro alcalde, los defensores del proceso de paz, los que no quieren el proceso de paz y así, la lista sería interminable porque aunque ningún país se muere por exceso de democracia, a nosotros nos está ahogando.

Nuestro derecho a la protesta está garantizado, como el derecho a decir sí o a decir no por lo que de alguna manera todos tenemos algo de razón. Sin embargo, el problema radica en que todos queremos sacar ventaja. Son pocas las protestas con oídos y por el contrario le sobran muchas bocas. Estamos dispuestos a hablar mucho pero a escuchar poco, porque a la larga no nos interesa encontrar la solución a los problemas sino encontrar una solución que se acomode a nuestras necesidades. Las protestas son coyunturales, no tienen mirada de futuro y buscan solamente calmarnos las urgencias. Por eso es que se reproducen a diario, como la maleza en los andenes. Y además son periódicas, porque como la solución que se les da son pequeños mendrugos de pan, cuando reaparece el hambre, reaparecen las ganas de gritar. Lo único que cambian son las fechas, como la semana santa que nunca cae el mismo día.

Para completar, somos tapados, porque una de las claves de protestar, es victimizarse, posar de pobrecitos, de menesterosos, de humildes, de sumisos, de mansos, sabiendo de antemano que detrás de cada protesta se mueven grandes intereses.

En Colombia a nadie se le niega una protesta porque además se nos ha convertido en la forma expedita de conseguir lo que queremos. Todo el que protesta, algo consigue y pareciera ser que los únicos que llevamos del bulto somos los que no nos quejamos de nada, que nos toca aguantarnos que nos bloqueen la vías, nos suban los impuestos, nos rocíen con gases lacrimógenos, nos rompan los vidrios, nos pinchen las llantas, porque en nuestro país el que no llora, mama…

@malievan

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