En Colombia todo es lío. Nada pasa en nuestro país sin que medie un tropel, una pelea, un altercado, una reyerta, un despelote. Obvio, no es porque nos guste el debate enriquecido, la contraposición de opiniones, el cruce de argumentos, sino por todo lo contrario.

Todos nuestros alborotos nacen del hecho de ser una sociedad egoísta, fantoche, individualista, aprovechada y comodona. Todos intentamos sacar ventaja y en esa medida, lo que tenemos a diario es un choque de intereses personales.

Si hablamos del paro camionero, lo que tenemos es un grupo de personajes con una fortuna nada despreciable, que buscan sacar tajada, argumentando la defensa de intereses, justos con seguridad, de un gremio que mueve la economía de nuestro país. Al otro lado de la orilla, está el Gobierno, que se hace el loco cada vez, firma compromisos que no cumple y pone voz de bravo cuando la cosa se sale de las manos. Y por supuesto, están los políticos de toda pelambre, oportunistas por naturaleza, aviones por definición, abusadores por tradición, que dictan cátedra acerca de lo que hay qué hacer o no hacer, dependiendo de lo que los beneficie. Caso similar pasa en el deporte donde la  algarabía y las rabietas son pan de cada día. Si se trata de opinar de la selección cada quien habla con luz propia: los periodistas, los empresarios, los técnicos y también los jugadores. Si debemos escoger quién carga la bandera, aparece el cableoperador a presionar para que no sea un deportista patrocinado por la competencia.

Igual ocurre con Uber cuando hablan los taxistas, con los taxistas cuando hablan los de Uber, con los petristas cuando habla Peñalosa, con Peñalosa cuando hablan los petristas, con la iglesia cuando habla del aborto, con la pederastia cuando hablan los ateos, con las Farc cuando habla de burgueses, con los abusadores del poder cuando hablan de igualdad y siempre, siempre, cuando hablan Santos, Uribe o el señor Procurador.

Amamos los tropeles, nos gusta el despelote, adoramos las peleas, festejamos las gavillas, nos atraen las disputas porque al final, como con las mentiras, algo nos queda…

@malievan

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