Soy hincha del Papa Francisco, del que creo que con su cara bonachona y su sonrisa cándida e ingenua, ha venido transformando una iglesia caduca y anquilosada para proyectarla a las nuevas realidades que plantea el mundo de hoy, sin abandonar un ápice, su esencia. Tiene, además, una enorme ventaja: le gusta el fútbol. Eso, sin embargo, no me quita la rasquiña de ver como su venida a Colombia se ha convertido en una especie de última cena de la que muchos están comiendo.
Entiendo, por supuesto, que la venida del líder espiritual más importante del mundo a nuestro país, requiere ciertos gastos y que no es lo mismo que venga Deepak Chopra a que llegue Monseñor Bergoglio. Entiendo también que las ciudades que serán visitadas por el Papa se metan la mano al dril para recibir a los millones de feligreses que buscarán ver de lejos al jerarca católico de mirada buena. Entiendo además, aunque no deja de pasarme un sudor frío, los $28 mil millones de pesos que invertirá el Gobierno Nacional para este evento, según lo reveló el Vicepresidente Oscar Naranjo, designado para coordinar todos los detalles.
Sin embargo, al ver como los comerciantes se están frotando las manos, no dejo de acordarme de aquel pasaje bíblico cuando Jesús expulsó a los mercaderes del templo en la víspera de la Pascua Judía: “Y entró Jesús en el templo de Dios, y echó fuera a todos los que vendían y compraban en el templo, y volcó las mesas de los cambistas y las sillas de los que vendían palomas” (Mateo 21- 12-17).
En este caso, la iglesia tiró la primara piedra. Según el padre Camilo Bernal, director financiero de la visita del Papa Francisco esperan recaudar cerca de 4.000 millones de pesos con la campaña “Demos el primer paso”, pero como al lado del enfermo come el alentado, la Asociación de Instituciones Financieras, Anif, ya calificó la venida del Papa como un evento similar al Super Bowl. Según la revista Dinero, empresas del Grupo Aval, como el Banco de Bogotá y otras como el Bancolombia, Arturo Calle, Asocolflores, Servientrega y el Grupo Santo Domingo han hecho importantes aportes para financiar parte de los gastos que representa este evento. El Grupo Éxito, lanzó el “Kit oficial del peregrino” con camiseta , gorra y mochila por módicos 21.900 pesos o por ocho mil puntos y $10.900.Igualmente venden manillas y rosarios diseñados especialmente para la ocasión por la artista Mercedes Salazar. Bogotá, también se montó en esa ola y hasta contrató a la reconocida Agencia ADE, para cranearse una campaña con video emocional incluido.
Y como no hay limosna sin petición de milagro, todos esperan recibir algo a cambio. En sólo turismo religioso, Bogotá espera recibir a cerca de 750 mil turistas, Medellín 176 mil y Cartagena, 90 mil, con ingresos superiores a 57 millones de dólares, además de la inversión en televisión, vallas, comerciales de radio, periódicos y revistas. De las cifras que moverán los vendedores de mazorcas, bolsas de agua, Bon Ice, Vive 100, camisetas y cachuchas contrabandeadas desde Asia, botones, monedas, afiches, estampitas, cruces y cartillas, entre muchas otras cosas, mejor ni hablar.
No hay duda que muchos esperan con fe la venida de Francisco pero otros creen que llegará el Apocalipsis por lo que es mejor llenarse los bolsillos antes que el mundo se acabe…