No nos metamos mentiras. Así Bacca hubiera acertado en el cobro de ese tiro desde el punto penal y hubiéramos pasado a la siguiente ronda, todos deberíamos estar llorando porque ningún país serio debería poder pensar en otra cosa que en la escalofriante cifra provista por el Defensor del Pueblo, según la cual cada tres días asesinan un líder social. Y eso, es una goleada de marca mayor.
Según cifras de esa entidad, 311 líderes sociales y defensores de derechos humanos han sido asesinados entre el 1 de enero de 2016 y el 30 de junio de este año. Las zonas más críticas frente a este tipo de hechos están en los departamentos del Cauca (78), Antioquia (43), Norte de Santander (21), Nariño (18), Valle del Cauca y Chocó (16), lugares que coinciden con un alto registro de narcocultivos o minería ilegal.
Estamos recorriendo a pasos agigantados el mismo camino de exterminio de la UP
Lo paradójico y lo triste es que según la última encuesta Gallup, 31 por ciento de los colombianos creen que las cosas en Colombia van por buen camino.Cualquier persona en sus cinco sentidos pensaría que hay por lo menos una inconsistencia, porque si bien es cierto que no sólo de asesinatos de líderes sociales vive un país y existen otras cosas muy buenas, el solo hecho de ver la cifra, nos debería llamar a una reflexión.
Un líder social es por lo general un pobre, que se ha llenado de valor para alzar la voz y defender a otros más pobres que él. Por lo general sus reclamaciones tienen que ver con la defensa del territorio, la restitución de tierras, oposición a la expansión de la minería, por nombrar algunas. Por ese solo hecho son estigmatizados de ser integrantes de alguna agrupación subversiva, a pesar de la firma del acuerdo con las Farc.Son personas, que en la mayoría de los casos han sido condenadas por el simple hecho de atreverse a pensar diferente. En resumen, esas pequeñas masacres, que no por ser individualizadas y selectivas, dejan de ser masacres, se reducen en un hecho simple: el apetito voraz por más acres.
¿Y el Estado? Indolente, enredado en las teorías y la burocracia
El gobierno actual, como lo hizo el de Uribe con el tema de los falsos positivos, ha minimizado el tema de alguna manera. A principios de este año, el Ministro de Defensa argumentó que muchos de esos casos se debían a rencillas personales y a problemas de faldas. Hoy como ayer, uno podría preguntarle, como lo hacía Benedetti, ¿ de qué se ríe señor ministro, de qué se ríe?
Lo peor del caso es que muchos, en la legalidad y en la ilegalidad, se frotan las manos, bien porque se alegren y hagan fiestas o bien porque en algún momento del día piensen que hay muertos malos y que si los mataron fue por algo, lo que es peor porque los primeros son la maldad pura y simple, pero los segundos son unos hipócritas redomados que almuerzan bien y duermen plácidamente.
Deberíamos estar llorando, así Bacca hubiera metido ese gol o Nairo se gane el Tour de Francia, porque una goleada de ese tamaño, es para no levantarse en tres días.
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