De mojigato no tengo un pelo. Soy malpensado, mal hablado, me gusta el  sexo y además, soy calvo. De  espantos me curé hace tiempo y creo tener la mente lo suficientemente abierta, como para no escandalizarme con nada. Como sea, mi protesta no es moral, sino más bien un poco de tristeza profesional.

A Soho, le aplaudo el sentido de la oportunidad comercial, ya que no hizo más que lo que hicieron otros medios radiales y televisivos, cada uno en su especialidad. También está claro que ningún hijo debe cargar con las “culpas” de sus papás, pero tampoco aprovecharse de sus desgracias o sus bendiciones.

Los medios defienden sus intereses que no necesariamente están alineados con los intereses del país».

No nos echemos cuentos. Aída Victoria Merlano Manzaneda, es una joven bonita, que habla bien, simpática, muy  inteligente, que se ha “guerreado” la vida a su manera, pero como ella, debe haber miles en Colombia que con seguridad no han sido entrevistadas en horarios triple A en La W, en Blu, en Semana, en los noticieros de televisión, ni tampoco han sido empelotadas por Soho. Es centro de atención por las peripecias de su madre  y no por lo que ella es o hace. No hay que olvidar que la señora Merlano Rebolledo está acusada de participar en una gigantesca red de compra de votos y de repeso, se voló de la custodia de sus guardianes del Inpec. De alguna manera, el despliegue mediático que se ha dado en torno a la joven, banaliza la gravedad de la situación y convierte en heroína a quien saltó a la fama en el preciso instante que su madre se estrellaba de culo contra el mundo.

De otra parte, en estos días previos al paro del 21 de noviembre, han aparecido en redes sociales y en los medios tradicionales, personajes de corte siniestro. Por un lado, un encapuchado invitando al caos en las marchas y, por el otro, un personaje autodenominado ‘El Patriota’, aferrándose con la punta de las uñas al código penal con mensajes que bordean la incitación a la auto defensa y que recuerdan la semilla de grupos paramiltares que sembraron la violencia en nuestro país, no hace mucho tiempo.

 Aída Victoria Merlano saltó a la fama en el preciso instante que su madre se estrellaba ‘de culo’ contra el mundo».

Muchos dirán que los medios no tienen la culpa de lo que cada quien haga y que se limitan a mostrar la realidad. Sin embargo, el problema de fondo está en el afán excesivo por producir datos y hechos, lo que los lleva a asimilarse al turista que llega y se va sin comprometerse ni dar de sí mismo. No han sido capaces de darle vida a la posibilidad de ser y pensar distinto, de ver lo que otros no son capaces de ver. No buscan el otro lado, las otras maneras. Ni mucho menos establecen analogías ni relaciones. No hay espacio para la duda. La fórmula parece ser simple: goles, tetas y asesinatos. A pocos medios les interesa ahondar en el contexto, por tiempo, por plata o simplemente porque muchas investigaciones se cruzan con los intereses de sus dueños. Hoy hay más voces, sin duda, pero no por eso hay menos gritería. Nuestros medios padecen de una especie de eyaculación precoz, porque no hay lugar, ni voluntad de hacerlo de otra forma.

Obviamente, esto poco va a cambiar, porque para los medios la información es un negocio y para el público, un tema de conversación. Sin embargo, sería bueno seguir soñando con que las  Aídas, ‘los patriotas’ o los encapuchados muestren menos y cuenten más.

 

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