El mundo se jodió porque en las madrugadas nos conectamos primero con el wi- fi que con Dios, cualquiera que sea la idea que tengamos de Él. Para gustos, los colores, pero la historia de la humanidad es la historia de sus creencias, que van más allá de lo comprobable. Si bien los ateos que no creen, o los agnósticos, que no tienen pruebas, el resto de los seres humanos tenemos nuestra fe puesta en algo o en alguien, porque no estamos hablando de religiones sino de conexión espiritual, ya que es obvio que una cosa es Dios y otra sus ejecutivos de cuenta.
La espiritualidad explica y tranquiliza, empuja y estimula, excita y anima, consuela y apacigua, aplaca y exhorta, aviva y espolea. Es de alguna manera todo pero es nada y por eso cada cual la vive a su manera, la explica desde su punto de vista y la usa según le venga en gana. No la venden ni la recetan, no tiene fórmula perfecta, ni tampoco es un remedio infalible como la saliva cuando niños, que nos servía para curarnos los raspones, pero también para peinarnos el copete antes de la izada de bandera.
El mundo se jodió porque en las madrugadas nos conectamos primero con el wi- fi que con Dios».
Y es que muchas veces no necesitamos oxígeno, sino que lo que precisamos es aire, porque todos tenemos nuestras propias guerras, verdaderos pandemonios que nos llevan y nos traen dando tumbos por la vida, que nos levantan y nos hacen zancadilla, carne viva que sufre o que goza, que llora y que se ríe como orgasmos inconclusos que se renuevan cada día. Sin embargo, en ese maremágnum, necesitamos aferrarnos a algo que nos permita levantarnos, bien para seguir o bien para parar, para entender o para explicar más allá de lo explicable, algo que nos ayude a salir de la confusión en que vivimos, porque no será Google, pero tal vez tiene la mayoría de respuestas.
La espiritualidad explica y tranquiliza, empuja y estimula.
Los caminos espirituales son amplios y variados. Y por eso cada cual escoge el que prefiera. Yoga, meditación, hipnosis, reiki, Tai- Chi, Quigong, mantras, ejercicios, relajación, coaching, autocontrol, flagelación, ciencia, son caminos viables, posibles, pero sobre todo, multiusos, porque cada cual lo acomoda a lo que necesita y precisa.
No hay que perder de vista que lo espiritual no es religión y que se parecen tanto como un chino a un japonés. Tampoco es superchería, ni mucho menos magia. Lo único cierto, es que tal vez la hemos extraviado y por eso andamos tan perdidos.